Si nadie lo remedia, ya no habrá lugar a hipótesis o especulaciones sobre el futuro de la sanidad pública en la CAV. El jueves, la consejera Gotzone Sagardui, la condenó a muerte sin inmutarse, sin mover su abundante melena y sin que se le cayera la cara de vergüenza. Su lenguaje, engañoso y prepotente, pertenece a lo que Silvio Rodríguez definió en una canción «los mercados grandes de la palabra», los mismos que utiliza el neoliberalismo para vender la privatización de derechos sociales como un moderno paradigma de gestión política. En octubre de 2021 se presentó con toda la parafernalia oficial Osasunberri, una iniciativa «colaborativa de innovación e inversión en la industria de la salud», según se anunció en la prensa jeltzale. La iniciativa cuenta con la participación de importantes empresas de la sanidad privada y se financiará con Fondos Europeos, aquellos que iban a subsanar los efectos sociales de la pandemia. Por consiguiente, los recortes anunciados por Sagardui no son más que el siguiente paso en una calculada estrategia para desmantelar la sanidad pública en favor de la privada. En resumen, un proceder que en el PNV es «estructural» porque, al fin y al cabo, su indiscutible coherencia neoliberal siempre le llevará a satisfacer los intereses de las grandes empresas y del capital.