Daniel GALVALIZI
ELECCIONES EN ANDALUCÍA

La campaña se estanca y la duda es el papel de Vox en la Junta

Sobrepasada ya la primera semana de campaña formal, solo el debate de hoy puede mover el amperímetro. El primero, realizado hace siete días, no dejó nada nuevo. El PP y la ultraderecha pugnan por si hacer coalición o no, y el progresismo necesita espabilar si no quiere una derrota por paliza.».

(Joaquín CORCHERO Europa Press)

Soy distinto», parece querer dar a entender todo el tiempo el presidente de la Junta y candidato a ser reelegido, Juanma Moreno Bonilla. En campaña, en la que sobrevuela constantemente el fantasma de otra coalición con la extrema derecha, el líder del PP andaluz intenta desmarcarse todos los días un poco, al menos en el discurso.

El PSOE, Por Andalucía y Adelante Andalucía cruzan los dedos para que todos ellos sufraguen porque, si la desmovilización progresista se repite como en 2018, se encaminan a una derrota histórica.

La primera semana no presentó grandes hitos que puedan virar la decisión del electorado, que, según el CIS, da una amplia victoria al PP casi al borde de la mayoría absoluta (fijada en 55 escaños), catapulta más aún a Vox y muestra un declive histórico de los socialistas y la casi desaparición de Ciudadanos, además de lastimar a la izquierda transformadora, que, en otra actitud fratricida, va por separado y divide el voto en todas las circunscripciones.

Escaso proselitismo

. En ese intento de Moreno Bonilla de mostrarse como un adalid de los conservadores moderados y demócratas, la última disputa verbal con Vox ha sido sobre su rol en el futuro gobierno. El presidente andaluz dijo que «sería incoherente» una coalición en el Palacio de San Telmo con el partido de su rival a la derecha, Macarena Olona, la actual portavoz en la Carrera de San Jerónimo.

Moreno criticó que Vox exija entrar en un gobierno en el que «no creen» porque están en contra del Estado de las Autonomías. Además, reiteró que va a luchar contra la violencia de género y el cambio climático, y negó que acepte cerrar la radiotelevisión pública andaluza. Sin embargo, no cerró la puerta y dijo que desde el PP «tendrán que buscar otras fórmulas» para conseguir la investidura.

Abascal insiste en que habrá coalición PP-Vox «sí o sí», con todo lo que eso impactaría a nivel estatal y europeo, ya que Andalucía es una de las subregiones más grandes de la UE, con casi 9 millones de habitantes y mucha más extenso que el Baviera o Escocia.

La ultraderecha, que dio su primer gran salto en votos justamente en las autonómicas de Andalucía a fines de 2018, ha cambiado en 2022 su estrategia y ahora sí exige entrar en los gobierno. Lo hizo en Castilla y León.

El vicepresidente saliente, Juan Marín (Cs), podría rentabilizar el pánico en la derecha moderada imaginar en este cargo a una Olona que representa lo más rancio de Vox. Asegura que lo que realmente desea Moreno «es seguir gobernando» con la formación naranja y lamenta que los presuntos logros de la coalición solo le reporten beneficios electorales al PP. Además, en un guiño al voto útil, ha adelantado que no apoyará un gobierno con el PSOE-A, «el peor de la historia de Andalucía».

El candidato socialista, Juan Espadas, ha reivindicado su modelo de gobierno durante sus tiempos de alcalde de Sevilla, donde gobernó en minoría alcanzando pactos legislativos puntuales con Podemos y con Ciudadanos. El líder del PSOE local machaca todo lo que puede el fantasma de la ultraderecha y ha insistido en que Moreno Bonilla, aunque diga lo contrario, «sabe que tendrá que gobernar con Vox».

También azuza con Vox y su antiautonomismo. A diferencia de otras regiones del Estado, el autogobierno es muy caro a los andaluces, que no son soberanistas pero rechazan de plano el centralismo.

La candidata del frente de Podemos, Izquierda Unida, Equo y Más País, Inma Nieto, mantiene su tono suave y alejado del estilo más combativo de barricada de Teresa Rodríguez (exlíder del Podemos andaluz hasta que rompió al conformarse la coalición en Moncloa) e insiste en la movilización de la izquierda, haciendo foco en revertir los recortes en la sanidad pública. Como explicaron días pasados a GARA fuentes de Por Andalucía, la idea es mostrar cercanía ante el electorado y diferenciarse de la formación de Rodríguez, «la CUP andaluza»’.

La última encuesta de ElectoPanel muestra un leve descenso del PSOE y de Vox y un ascenso de Adelante Andalucía, quedando a cuatro escaños de sus rivales próximos (3 por 7 de Por Andalucía.. El PP lograría 43 escaños y Vox 26, lo que daría una comodísima ventaja a las derechas en el Parlamento andaluz.

La campaña dista de ser entretenida: cuesta entrar a los sitios web de los dos periódicos más leídos de Andalucía (‘Diario de Sevilla’ y ‘Diario Sur’ de Málaga) y ver inmediatamente noticias de las elecciones. Priman artículos sobre el grave incendio en Sierra Bermeja o el caso del crimen de Marta del Castillo.

El debate de la semana pasada no ha ayudado. Estaba claro que todos iban a cuestionar duramente a Moreno Bonilla, que salió bastante airoso y su objetivo principal pareció cumplido: no entrar en una batalla dialéctica con Olona, quien lo buscó incesantemente pero no lo encontró.

Marín pudo mostrarse como una opción pragmática para quienes quieren una investidura del PP pero sin Vox y blandió algunos de los mejores argumentos contra Olona y su desconocimientode la Administración Pública andaluza y las competencias.

Teresa Rodríguez fue la de más vehemencia contra el argot antifeminista de Olona y tuvo un discurso nítidamente de izquierda dura y no implicada en gobiernos (su fuerza gobierna el Ayuntamiento de Cádiz y poco más).

Ser parte de una formación que cogobierna el Estado jugaron de freno para Inma Nieto, que es la candidata menos conocida para los electores.