Repetidas «disculpas» y «por fin» un ataúd, 61 años después de la muerte de Patrice Lumumba. Bélgica devolvió ayer a la República Democrática del Congo (RDC), en una emotiva ceremonia, un diente del héroe congoleño, cuyos restos se enterrarán en un memorial en su nombre en Kinshasa después que el féretro pase en los próximos días por lugares emblemáticos de su recorrido personal y político.

«El 20 de junio de 2022 entra en los anales de nuestra historia común, el regreso de Patrice Emery Lumumba permite a la RDC recuperar uno de los eslabones esenciales de su memoria nacional fragmentada por la tragedia de su desaparición», afirmó el primer ministro congoleño, Jean- Michel Sama Lukonde, durante la ceremonia en Bruselas.

El diente había sido incautado en 2016 a la hija de un policía belga que participó en la desaparición del cuerpo, tras el magnicidio de 1961.

Depositado en una caja, fue colocado en un ataúd que fue entregado a las autoridades congoleñas en presencia de François, Juliana y Roland Lumumba, hijos del líder independentista, y sus familias.

«Padre, lloramos tu desaparición sin haber hecho una oración fúnebre (…) nuestro deber como descendientes era ofrecerte digna sepultura», declaró Juliana entre lágrimas. Destacando las sombras que aún rodean el crimen, recordó que en 2020 exigió, en una carta al rey de los belgas, la devolución del diente, una reliquia para los congoleños.

El primer ministro belga, Alexander de Croo, renovó las «disculpas» ya formuladas por el Gobierno belga en 2002 por su «responsabilidad moral» en esta desaparición. Primer ministro del antiguo Congo Belga que se independizó el 30 de junio de 1960 (Zaire), Patrice Lumumba fue derrocado en setiembre de 1960 por un golpe de Estado. Fue torturado y ejecutado el 17 de enero de 1961 junto a dos hermanos de armas por separatistas de la región de Katanga, con la complicidad de oficiales belgas y de agentes de la CIA estadounidense, que ya antes había intentado eliminarle con pasta de dientes envenenada. Su cuerpo, desmembrado y disuelto en ácido, nunca fue encontrado. Pasaron varias décadas hasta que se descubrió que en Bélgica se habían guardado restos humanos, cuando el policía Gérard Soete, que participó en su desaparición, rompió el secreto y se jactó de su «trofeo» en los medios. La familia sospecha que un segundo diente y la falange de un dedo todavía están en Bélgica.

De Croo señaló a las autoridades belgas que «optaron por no ver», «por no actuar», y que, como concluyó una comisión parlamentaria, «difundieron deliberadamente mentiras sobre las circunstancias de su muerte».