En sus primeras palabras como presidente, y pese a que aseguró que no quería hablar del pasado, Ferdinand Marcos Jr. elogió a su padre y dictador filipino Ferdinand Marcos.

«Conocí a un hombre que decía que se había conseguido poco desde la independencia (de Filipinas) y él lo cambió (...) Su hijo hará lo mismo, sin excusas, prometió en su discurso de toma de posesión, principalmente en inglés y con unas pocas frases en tagalo, el idioma de las clases populares.

Marcos hijo culmina así la vuelta de la dinastía al poder 36 años después de que una revolución popular acabara con el régimen de su padre y forzara a la familia a huir del país en helicóptero, eso sí, con miles de millones de dólares robados del erario.

«Bongbong» Marcos ganó las elecciones con un 59% de los votos tras una campaña de desinformación masiva en las redes sociales en la que no cesó de blanquear la dictadura.

Contó para ello con el apoyo del presidente saliente, el autoritario Rodrigo Duterte, quien firmó una entente con los Marcos y logró colocar como vicepresidenta a su hija, Sara Duterte.