EDITORIALA

Mercedes debe poder garantizar la viabilidad, el reparto de la riqueza y el poder adquisitivo

Mañana los y las trabajadoras de Mercedes de Gasteiz votarán si apoyan el preacuerdo alcanzado por la dirección de la empresa con CCOO, UGT, Ekintza y PIM para la puesta en marcha de un nuevo convenio o si, por el contrario, consideran que existe margen para mejorar ese pacto, tal y como defienden ELA, LAB y ESK, sobre todo vinculando el alza de la inflación con las subidas salariales y con el poder adquisitivo.

Sin duda, son una negociación y una decisión complejas. Así lo demuestra la división sindical, entre otras razones porque lo que pase en Mercedes tendrá un impacto significativo sobre el resto de negociaciones del sector. Si en una empresa de estas dimensiones y capacidades no se vinculan de alguna forma salarios e IPC, será difícil mantener el poder adquisitivo como indicador de otros pactos. En ese sentido, mañana votarán en Mercedes, pero pasado mañana afectará a otras empresas y a miles de trabajadores.

Lo que suceda en Gasteiz también tendrá su impacto sobre el tejido industrial vasco, del que esta planta es buque insignia. La preocupación de los partidos políticos y de las instituciones es lógica, tal y como comenta hoy en su entrevista con GARA el alcalde de la ciudad, Gorka Urtaran.

La combinación de pandemia, guerra e inflación provocan un contexto endiablado. Para colmo, el que tiene ventaja aumenta la presión y las amenazas. Hasta el punto de prever una desinversión que iría contra toda lógica empresarial. Todo por no atender un reparto de la riqueza más equitativo y sostenible.

Poner en valor el trabajo bien hecho

En Alemania, la empresa ha decidido realizar una inversión importante en la planta vasca, que cifran en alrededor de 1.200 millones de euros. Una decisión así tiene que ver con una buena fabricación y gestión, y con un contexto socioeconómico favorable. Como en Gasteiz, en todos los sitios hay ventajas e inestabilidades, instituciones y sindicatos, e inflación. Esa inversión, que supondría doblar la capacidad de producción y avanzar en la transición tecnológica, demuestra que el proyecto de Mercedes en Gasteiz es competitivo. Claro que será más rentable cuanto menos paguen por todo, pero no es creíble que la viabilidad dependa de la relación entre salarios e IPC.

Siendo esto así, tiene pleno sentido que las y los trabajadores y sus representantes pongan en valor su aportación a este proyecto, su buen hacer, la productividad que han demostrado y la competitividad que eso imprime a la planta de Gasteiz y al tejido que le circunvala. Si no es ahora, ¿cuándo van a poder los trabajadores y trabajadoras demandar mejoras?

Fórmulas, plazos y, sobre todo, objetivos

Esta misma semana el Consejo de Relaciones Laborales (CRL) de la CAV constataba que la negativa de las patronales a pactar subidas salariales acordes al IPC ha desembocado en un estancamiento de las negociaciones colectivas. Hasta mayo solo se había actualizado el 31% de los convenios, una cifra muy pobre. El presidente del CRL, Tomás Arrieta, consideró «claro y evidente» que la inflación «está dificultando los procesos de negociación y, consiguientemente, los acuerdos», lo cual está creando un escenario «complejo de difícil solución». Arrieta consideró «deseable y necesario» pactar subidas ligadas al IPC, aunque estas podrían dilatarse en el tiempo para dar margen a las empresas. Es evidente que muchas de estas van a sufrir mucho en esta coyuntura.

Con esas u otras fórmulas, la negociación debe tener como objetivos la viabilidad, la generación de empleo, el reparto de la riqueza y mantener el poder adquisitivo de las personas y las familias. Mercedes debe poder garantizar todo eso y su rentabilidad.