EDITORIALA

La salud laboral urge llenar el vacío legal

El pasado viernes se produjo un accidente laboral muy grave en las obras del TAV cerca de Tafalla. Los trabajos en el tajo no se detuvieron a pesar de la alerta por altas temperaturas. Tampoco sirvió de nada la nueva orden foral del fuego que prohíbe expresamente determinadas actividades en el exterior con temperaturas extremas. El resultado fue un trabajador gravemente herido en un accidente cuyas causas están por aclarar, pero en el cual el calor extremo bien podría haber desempeñado un papel. Las altas temperaturas, además de los golpes de calor, ocasionan pérdida de reflejos con lo que las posibilidades de sufrir un percance mientras se trabaja se multiplican.

El accidente deja al descubierto el enorme vacío normativo existente en cuestiones de seguridad y salud laboral en relación con situaciones meteorológicas extremas. Resulta que la única norma que permite detener trabajos con una alerta por calor es la orden foral del fuego que, además, fue aprobada hace apenas unas semanas, tras los recientes incendios de junio que se debieron en algunos casos a labores agrícolas. La polémica posterior obligó al Ejecutivo foral a tomar medidas drásticas para evitar que se utilizara determinada maquinaria durante las olas de calor. Sin embargo, ni en ese decreto ni en el resto de la normativa laboral se aprecia la menor preocupación por la salud, la seguridad y el bienestar de los trabajadores, máxime cuando muchos de los trabajos que se realizan en el exterior normalmente están a cargo de subcontratas en las que la precariedad es la norma habitual.

La ola de calor de junio y los posteriores incendios provocaron un importante cambio en Nafarroa. Esta vez, las temperaturas extremas han puesto de relieve el daño que puede causar a las personas que trabajan en el exterior. Sería deseable que no hicieran falta más accidentes laborales en condiciones meteorológicas extremas para que los poderes públicos regulen por ley estos aspectos de la seguridad y salud laboral. Por una vez, que no sean los acontecimientos sino la seguridad de los trabajadores lo que guíe la ley.