EDITORIALA

Hay que volver a recordar que se trabaja para vivir

Un informe de la Confederación Europea de Sindicatos estima que alrededor de 38 millones de trabajadores no podrán hacer ni siquiera una semana de vacaciones este año. Una cifra que representa aproximadamente el 20% de los trabajadores de la Unión Europea y que no deja de aumentar, tanto en relación con el total de trabajadores como en relación con la población en general. El hecho de que uno de cada cinco empleados europeos no pueda coger ni siquiera una semana de descanso al año muestra hasta qué punto se han degradado las condiciones de trabajo y las condiciones de vida para la clase trabajadora en este continente.

El informe muestra que el número de trabajadores pobres no deja de crecer en la UE. Una tendencia que es el resultado de dos impulsos. Por un lado, el recorte de derechos laborales que deja a los trabajadores en una situación de precariedad absoluta, a merced de la voluntad de los empresarios. Por otro lado, está la creciente ofensiva antisindical de la que ya advirtieron los sindicatos vascos hace años. De hecho, esta pasada semana se han aprobado sendas normas antisindicales en Europa, en un caso en Ucrania, donde se ha establecido que las condiciones laborales se regularán por contrato y no por la legislación laboral, y en el otro en Gran Bretaña, donde se acaba de legalizar la contratación de esquiroles durante las huelgas. Significativo de la débil posición de los trabajadores es que, en un momento en que la carestía de la vida está arrasando los presupuestos familiares, el discurso sobre el pacto de rentas prácticamente ha desaparecido del debate público. Da la impresión de que la patronal se siente lo suficientemente fuerte para seguir apropiándose de una parte creciente del producto social en esta coyuntura de precios al alza.

La economía sigue creciendo y, sin embargo, la vida de los trabajadores no hace sino empeorar. Buena muestra de ello es que el descanso se esté convirtiendo en poco menos que un lujo. Es cada vez más urgente volver a colocar los fines por delante de los medios y recordar una vez más que el objetivo no es vivir para trabajar, sino trabajar para vivir.