Equilibrios y deberes
Pedro Sánchez exhibió sus dotes de equilibrista en Varsovia. Se paseó por la cuerda floja que va desde la pura mentira a las medias verdades, cuidando muy bien dónde poner los pies para no pisarle el callo a Polonia, cuando tuvo que hablar de la situación de Pablo González.
Para quien tenga por única referencia sus declaraciones, Pablo Gonzalez es un ciudadano español, muy bien atendido por el consulado, cuyo caso «es evidente que está en manos de los tribunales polacos». No sabrá cuál es el caso, ni qué es lo evidente, ni porqué lo es. Ni sabrá que Pablo Gonzalez, no es un ciudadano español encarcelado, es un periodista encarcelado. Periodista: el término que con tanta pericia esquivó el presidente español en la rueda de prensa.
Pablo Gonzalez no ha tenido más comunicación con su familia que dos escuetas cartas en estos 5 meses. Ni pueden visitarle, ni hablar con él. Tampoco su abogado, al que se le impide el acceso a toda información. Pero para Sánchez, Polonia es un Estado de derecho que debemos respetar, y al que, además, agradece su colaboración. Ahora, públicamente, le acaba de asegurar que no encontrará obstáculos por parte del gobierno español para seguir vulnerando los derechos y las garantías procesales del periodista. Polonia estará satisfecha: Sánchez ha hecho los deberes.