EDITORIALA

En Colombia también parecía imposible

Colombia no es un país latinoamericano más al que la izquierda llega al poder. Petro y Márquez refuerzan el bloque progresista en el continente, lo que parece que neutraliza -a la espera de Lula en Brasil- el riesgo de contrarreforma que acechaba la región, pero Colombia tiene la entidad suficiente para merecer capítulo propio en el relato de la lucha de los pueblos por su soberanía.

Lo más cerca que había estado el país de tener un presidente a la izquierda fue en los años 40 con Jorge Eliécer Gaitán, a quien mataron antes de que llegara al poder, en un atentado que desató la violencia en la ciudad y sobre todo en el campo, y de la cual emergieron, como mecanismo de defensa campesina, las FARC. No es que no hubiera un pueblo reclamando derechos y justicia, es que fue sistemáticamente acallado, reprimido o directamente aniquilado por una oligarquía bien conectada con Washington y que, en la ceremonia de la confusión que supuso el auge del narcotráfico en los 80 y 90, siempre tuvo claros sus objetivos. Hasta cuatro candidatos progresistas fueron ejecutados antes de las elecciones de 1990. Aun así, Colombia es la cuna de algunas de las experiencias más originales de la izquierda latinoamericana, desde la Unión Patriótica -más de 5.000 militantes masacrados- a la propia guerrilla del M19, de la que proviene Petro.

Todo ese bagaje, debidamente actualizado conforme a las demandas de la actual sociedad colombiana -en especial en lo que se refiere a las mujeres y a la juventud- tomó ayer el mando en el Palacio de Nariño. Resultaba impensable hace pocos años y ayer se hizo realidad. Los procesos paz no solo deben medirse por sus resultados inmediatos y concretos, sino por los escenarios que abren o, cuanto menos, facilitan. Los retos del Gobierno encabezado por Gustavo Petro y Francia Márquez son de un tamaño que da miedo, desde el reparto de la tierra -origen de la mayoría de los conflictos en Colombia- a la emergencia climática, sobre la cual el nuevo presidente ha articulado uno de los discursos más interesantes en el contienente y más allá. Nadie sabe cuánto durará la experiencia, pero desde ayer, todos saben que es posible.