Dabid LAZKANOITURBURU

Putin dice a sus socios orientales que quiere acabar la guerra cuanto antes

La orientalización del mundo dio un nuevo paso ayer con el refuerzo del grupo de Shanghai, liderado, como su topónimo corrobora por China. Con Rusia a su vera, y dando explicaciones por sus reveses en Ucrania, la cumbre daba la bienvenida a Irán como miembro y contó con la presencia de asociados como la Turquía de Erdogan.

Vladimir Putin, durante la cumbre celebrada ayer en Samarcanda.
Vladimir Putin, durante la cumbre celebrada ayer en Samarcanda. (Sergei BOBYLYOV SPUTNIK AFP))

El presidente de China, Xi Jinping, presidió, con su homólogo ruso, Vladimir Putin, a su lado, la cumbre de la Organización de la Cooperación de Shanghai (OCS) en la histórica ciudad de Samarcanda, enclave estratégico en la antigua Ruta de la Seda que comunicaba comercialmente al «Imperio del Centro» con Oriente Medio y Europa, entonces «el resto del mundo».

El líder chino instó a la OCS a aunar esfuerzos frente a injerencias. «Es importante no permitir los intentos de fuerzas externas de provocar revoluciones de color, al tiempo que contrarrestamos la injerencia en los asuntos internos de los países sean cuales sean los motivos», señaló, en referencia a Occidente.

El presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokayev, hizo suya la idea por la «cooperación político-militar» y entre los servicios de Inteligencia de los países miembros.

El anfitrión y presidente de Uzbekistán, Shavkat Mirziyoyev, anunció la firma de más de 40 acuerdos destinados a reforzar la cooperación entre sus ocho miembros (Rusia, China, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán, India y Pakistán).

La cumbre aprobó el ingreso de Irán en la organización, que se formalizará en la cumbre de 2023 en India. Xi felicitó a su homólogo iraní, Ebrahim Raisi por el ingreso en la OCS y prometió «un rol constructivo» para restaurar el acuerdo internacional de 2015 sobre el programa nuclear de Irán, pero «salvaguardando sus legítimos derechos e intereses».

Asimismo, la cumbre de Samarcanda celebró la firma de los memorándum de miembros asociados de Egipto y Qatar, además del inicio del proceso de ingreso de Bielorrusia en la OCS, para lo que cuenta con el aval de Rusia como «un socio fiable» en organizaciones como la Comunidad de Estados Independientes (CEI, postsoviética), la Unión Económica Euroasiática y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva.

Después de la reunión de los ocho miembros de pleno derecho, se sumaron los líderes de países observadores y países asociados a la OCS como Turquía, cuyo presidente, Recep Tayyip Erdogan, ha viajado personalmente a Uzbekistán.

Erdogan se reunió con Putin para abordar, entre otras cuestiones, el cumplimiento del acuerdo de exportación de cereal ucraniano y ruso por el mar Negro. El presidente ruso pidió a Naciones Unidas que exija a la Unión Europea el levantamiento de las sanciones al suministro de fertilizantes rusos a los países en vías de desarrollo y se mostró dispuesto a enviar gratis a los países de África, Asia y América Latina las 300.000 toneladas varadas en puertos europeos.

También asistió a la cumbre de Samarcanda el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliev, cuyo país lleva a cabo esta semana una ofensiva militar contra Armenia.

Tayikos y kirguises también se acusaron mutuamente de ataques fronterizos con armamento pesado.

Dudas de China e India

Un día después de que Putin tuviera quedar explicaciones a Xi sobre las dudas chinas en torno a la guerra de Ucrania, el primer ministro de India, Narendra Modi, le recordó que «no es momento para guerras», y añadió que «hemos hablado de ello, sobre todo durante nuestras conversaciones telefónicas».

«Conozco su postura con respecto al conflicto en Ucrania y las preocupaciones que expresa con frecuencia. Haremos todo lo posible para que termine cuanto antes», señaló Putin, quien vio eclipsado su discurso sobre el creciente papel de los «nuevos centros« de poder en el mundo, que no se rigen por las reglas impuestas desde el exterior, en clara alusión a Occidente.