Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
CRÍTICA «LIBÉLULAS»

El desencanto

Luc Knowles se empacha de su propia pericia técnica en este original acercamiento a las nuevas generaciones perdidas de una sociedad que les ofrece pocos alicientes. Este desencantado y muy melancólico relato urbanita comulga con una premisa argumental que resulta muy difícl de creer sobre el papel ya que, lejos de escenificar su trama en un populoso barrio obrero de Madrid, Knowles se ha trasladado lejos de la jungla de asfalto, a la sierra. Una zona verde en la que se erigen viviendas de lujo para gente acomodada.

En ese espacio surgen dos jóvenes que rompen con este idealizado espacio, Cata y Álex, las cuales viven en esta zona privilegiada pero en un ámbito social muy diferente y en el que prima el desempleo y la precariedad.

Dicho constraste es la baza sobre la que se asienta el director a la hora de dotar de empaque a los diálogos de sus personajes y lo hace demás dentro de una escenografía-cárcel de la que quieren escapar. Todo ello rodado mediante bellos planos que captan la luz del atardecer al detalle y que recrean una especie de atmósfera onírica.

En este crepúsculo existencial y natural asoman las vidas de dos jóvenes, una debe hacerse cargo del cuidado de su padre y la otra afronta como puede el suicido de su madre.

Entre ambas se establece un nexo comunicativo en el que parece no encontrar cabida ni siquiera un atisbo de esperanza.

Las muy entregadas y excelentes interpretaciones que realizan Milena Smit y Olivia Baglivi figuran entre lo más reseñable de un proyecto que se aproxima a lo que el Luc Knowles ya plasmó en el videoclip que realizó del tema “Wondering” de John Vermont, el cual planteaba los mismos parámetros argumentales y visuales y, además, contaba como protagonista con Olivia Baglivi.