EDITORIALA

El modelo fiscal del PNV,alineado con la reacción

La Fundación para el Avance de la Libertad y Tax Foundation, entidades de marcado carácter liberal que abogan directamente por la supresión de impuestos, hicieron público ayer un estudio sobre la competitividad fiscal de las autonomías del Estado, cuya principal conclusión es que las haciendas de Bizkaia, Araba y Gipuzkoa son las que ofrecen las mayores ventajas fiscales. Solo son superadas por Madrid, una comunidad que a efectos tributarios ha sido a menudo considerada un paraíso fiscal.

El informe contiene dos datos que dan una idea mucho más ajustada de lo que realmente significan esas ventajas fiscales. En el IRPF, por ejemplo, Araba ocupa el primer puesto, y Bizkaia y Gipuzkoa el segundo, las tres por delante de Madrid. Sin embargo, la bonificación que se aplica por rendimiento de trabajo es menor que en el Estado. El efecto es que los trabajadores con bajos sueldos -hasta 19.300 según el informe, que son además las remuneraciones más habituales- en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa cotizan más. Se da así la paradoja de que las tres haciendas lideran en IRPF bajo, pero los trabajadores con menores ingresos pagan más que en otras comunidades. Además de ser más limitado, el IRPF es también mucho más injusto: no solo recauda menos, sino que además recauda mucho peor. El segundo dato se refiere al Impuesto sobre Patrimonio. En la clasificación, Bizkaia y Araba ocupan el tercer y cuarto puesto, respectivamente, pero Gipuzkoa, el decimotercero. El retrasado puesto de Gipuzkoa se explica porque el PNV eliminó el Impuesto sobre la Riqueza y las Grandes Fortunas aprobado por Bildu y PSE, un hito en la tributación de la riqueza, pero no pudo aprobar su modelo en toda su extensión, la huella era demasiado profunda.

El informe vuelve a corroborar que el modelo fiscal del PNV se acerca mucho al de la primera ministra de Gran Bretaña, Liz Truss, pero, a diferencia de ella, oculta mucho mejor la tremenda injusticia en la que se sustenta. Indirectamente, el informe también confirma que cuando la izquierda es fuerte puede condicionar las políticas fiscales más reaccionarias. Es posible avanzar hacia una mayor justicia fiscal.