Una vez expirado el plazo de 24 semanas desde las elecciones y en caso de que no hubiera perspectiva de que se fuera a superar el bloqueo, el ministro británico para el norte de Irlanda, Chris Heaton-Harris, debía convocar nuevas elecciones al Parlamento de Stormont en un plazo inferior a 12 semanas.

De hecho, Heaton-Harris, que solo lleva en el puesto desde el 6 de septiembre, había asegurado en repetidas ocasiones que convocaría elecciones inmediatamente. Aun así, ha optado por no hacerlo y emplazar a los medios para la próxima semana.

Tras las elecciones del pasado mayo, cuando por primera vez Sinn Féin se convirtió en el partido más votado, el unionista DUP decidió bloquear la elección del presidente de la Cámara, lo que a su vez hizo imposible constituirla y formar el Ejecutivo, como protesta contra el protocolo incluido en el acuerdo del Brexit, que evita una frontera física entre la República y el norte.

La legislación de emergencia aprobada por el Parlamento de Westminster ha permitido que los ministros del anterior Gobierno continuaran con sus funciones, si bien de manera limitada y con acceso restringido a las partidas económicas, lo que ha aumentado el malestar entre la población que veía cómo, en una situación de crisis, los fondos no eran utilizados.

Tres opciones

Esta situación terminó a medianoche del jueves. Hasta que el Ejecutivo británico tome una decisión, el norte de Irlanda está en manos de los funcionarios de la Administración norirlandesa. Las opciones que se daban, aparte de la convocatoria de nuevos comicios, eran la aprobación de una legislación extraordinaria para extender las negociaciones; que Londres se hiciera cargo del Gobierno o, como tercera opción, que se estableciera alguna forma de cogobernanza entre los Ejecutivos británico e irlandés.

La opción de permitir a los funcionarios hacerse cargo provisionalmente del Gobierno para ganar tiempo había sido descartada en numerosas ocasiones por el ministro para Irlanda del Norte. Pero parece que es la que se va a implementar, por lo menos hasta la semana que viene. La opción de que el norte de Irlanda sea administradodesde Westminster no es bien vista por el Ejecutivo de Dublín ni, por supuesto, por la población nacionalista.

Y la cogobernanza inmediatamente levantó las quejas de los políticos unionistas, que la ven como un primer paso hacia la unificación de Irlanda.

Si finalmente se convocan elecciones, se realizarán con el temor de que arrojen un resultado que no solo no solucione el problema, sino que lo empeore, ya que no se puede descartar que debido a la apatía del electorado la abstención se dispare y se ponga en cuestión la validez del resultado. En esas circunstancias Londres ha optado por posponer temporalmente la convocatoria.