¡Todo el mundo a la calle!
El pasado 17 de octubre, los sindicatos y agentes que conformamos la Carta de Derechos Sociales de Euskal Herria anunciamos una nueva dinámica bajo el lema: «¡Stop a la pobreza! Condiciones de vida dignas y control de precios».
Los agentes que conformamos la Carta somos heterogéneos, tenemos múltiples miradas para analizar la realidad y, en muchos casos, contamos con propuestas diferentes para hacer frente a la situación actual. Creemos que esta forma de ser es más una virtud que una debilidad, puesto que la convicción de dar pasos juntas multiplica nuestras fuerzas.
Aunamos consensos básicos, por lo que estos son sólidos. Estamos convencidas de que el proceso de precarización y empobrecimiento que vivimos las personas trabajadoras y la ciudadanía en general no es un fenómeno meteorológico, sino que está generado por decisiones políticas. Es más, somos conscientes de que el injusto reparto de la riqueza no empezó con la pandemia, ni con la guerra de Ucrania, sino que viene de antes.
Estamos viviendo las consecuencias de las crisis estructurales: se han privatizado los trabajos de cuidado a expensas de las mujeres*; se está profundizando en un modelo de producción, distribución y consumo basado en el mantra del crecimiento ilimitado, sin tener en cuenta los límites biofísicos del planeta; y se están tomando decisiones para que la riqueza la acumulen cada vez menos personas. No es nada nuevo, pero los acontecimientos de los últimos meses han acelerado y agravado la situación.
El capital quiere responder al aumento de la inflación disminuyendo los ingresos de la gente trabajadora, así como reduciendo los servicios públicos que necesitamos, lo cual supondrá que se agrave el proceso de empobrecimiento que vivimos. El BCE ha subido los tipos de interés, las medidas adoptadas desde Madrid son cortoplacistas e insuficientes y los gobiernos de Urkullu y Chivite no están utilizando las competencias vigentes para hacer políticas que garanticen las condiciones de vida dignas. El sector financiero, el oligopolio energético, la patronal y las élites económicas en general son quienes se estan enriqueciendo, más si cabe en esta coyuntura.
No hay ninguna receta mágica, pero sí tenemos una propuesta eficaz: es el momento de reforzar las movilizaciones en la calle y profundizar las alianzas para provocar un cambio de raíz. Son necesarias hojas de ruta integrales que cambien las prioridades existentes y pongan el foco en el cuidado y los intereses de las personas trabajadoras, de las mujeres*, de las personas migradas o racializadas y del planeta.
Hemos recogido nuestra propuesta en seis reivindicaciones principales. Dignificar el trabajo, repartir el cuidado y acabar con la brecha salarial y en las pensiones fijando un salario mínimo de 1.400 euros y una pensión mínima de 1.260 euros. Control público del sector energético para asegurar el derecho a la energía, limitando el precio de los productos y una hoja de ruta para la transición ecológica. Defensa de la sanidad, de la educación; de todos los servicios públicos. Reforma fiscal. Garantía de derechos y necesidades materiales básicas como vivienda, ciudadanía, alimentación o transporte. Paz y soberanía.
El 19 de noviembre confluiremos en la calle con el Movimiento de Pensionistas y otros agentes y sindicatos, en defensa de estas reivindicaciones. Nos quieren divididas y dóciles pero juntas podemos luchar por el futuro que nos merecemos. ¡No faltes!