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Rabat usa los fosfatos como instrumento de presión para sostener la ocupación

Marruecos, principal exportador africano de fosfatos, está utilizando este mineral para conseguir apoyo diplomático a la ocupación del Sáhara Occidental, sobre todo en África. Este año registrará otro récord de beneficios por exportación de fosfatos, aprovechando el expolio en el territorio saharaui ocupado y el aumento de los precios de un mineral clave para la producción agrícola mundial.

Planta de fosfatos de la empresa marroquí OCP cerca de El Aaiún, en Sahara Occidental.
Planta de fosfatos de la empresa marroquí OCP cerca de El Aaiún, en Sahara Occidental. (Fadel SENNA | AFP)

El fosfato es crucial para aumentar la productividad agrícola y para la seguridad alimentaria mundial, y además es escaso porque no se puede sintetizar en el laboratorio. Marruecos, el segundo mayor productor mundial después de China, posee el 70% de las reservas mundiales. Supone el 20% de sus exportaciones y el 5% del PIB marroquí.

Las rocas de fosfato se extraen desde 1921 en la región, que actualmente representa el 31% del mercado mundial según la Office Chérifien du Posphate (OCP), la empresa estatal marroquí que ostenta el monopolio de su explotación.

Este año la OCP facturará más de 11.500 millones de euros, un récord por segundo año consecutivo que supone un 56% más que el año pasado.

El Sáhara Occidental proporciona aproximadamente el 8% de esta producción.

Con esta posición en el mercado, ha visto cómo los precios de los fertilizantes se han disparado debido a las sanciones occidentales contra Rusia y a la subida del precio del gas natural, imprescindible para su fabricación.

Crisis en el mercado, ganancia de Rabat

Pero ya antes de la invasión de Ucrania, el repunte de los precios se vio alimentado por la explosión de la demanda tras la pandemia de covid-19, las restricciones a la exportación impuestas por China y las necesidades de India, un importante importador mundial que había agotado sus existencias, según explica Mounir Halim, experto en el sector. De esta forma, la OCP llegó a cuadruplicar su capacidad de producción entre 2008 y 2021 a 12 millones de toneladas anuales y apunta a 15 millones para fines de 2023.

La FAO estima que a corto plazo habrá nuevas restricciones de suministro por las tensiones geopolíticas, y Marruecos aprovecha esta coyuntura crítica para hacer del fosfato un instrumento de presión en el conflicto del Sáhara Occidental.

La prensa marroquí describe los fertilizantes como el «comodín ganador de la diplomacia marroquí» y a la OCP como su «brazo económico».

Así, Rabat retiró del mercado 50.000 toneladas de fertilizante con destino a Perú después de que este país restableciera sus relaciones con la República Árabe Saharaui Democrática. México, India y Nueva Zelanda se encuentran entre los mercados que se acercan a Rabat. Cortejada también por Brasil y Japón, la OCP refuerza su acción internacional, especialmente en el continente africano, donde está presente en 16 países y cuenta con 12 filiales.

Ofensiva en África

Recientemente inauguró una planta de mezcla de fertilizantes en Nigeria y firmó un contrato para instalar otra en Etiopía. El gigante público prevé dedicar 4 millones de toneladas de fertilizantes «para apoyar la seguridad alimentaria en África» en 2023. Y eso, después de haber exportado este año 500.000 toneladas de fosfatos a países africanos, ya sea gratis o a precios preferenciales.

«Marruecos ha lanzado proyectos de cooperación económica durante años con varios países africanos, en particular con aquellos que le eran hostiles en el tema del Sáhara», como intento de cambiar su posición, subraya el analista político Naoufal Bouamri.

Esta ofensiva va dando sus frutos y el apoyo a la RASD ya se ha ido quebrando en el seno de la Unión Africana desde que en 2017 aceptara el reingreso de Marruecos. Hasta entonces lo condicionaba al fin de la ocupación.