Arnaitz GORRITI
BALONCESTO

Saski Baskonia no precisa brillar para sumar la décima victoria de la Euroliga

Un parcial de 28-17 del segundo cuarto ha sido más que suficiente para derrotar a una Virtus de Bolonia que solo ha peleado en el tramo final.

Steven Enoch se cuelga a la contra en un segundo cuarto que fue decisivo.
Steven Enoch se cuelga a la contra en un segundo cuarto que fue decisivo. (Raúl BOGAJO | FOKU)

Un día más en la oficina. Cuando ganar es un hábito, muy bien lo tienen que hacer los rivales para romper la inercia positiva, y la verdad sea dicha, esta Virtus de Bolonia tiene más nombre que sustancia, al menos por el momento. Cierto que Milos Teodosic dejó un par de triples y pases marca de la casa, de esos que justifican la entrada, y que los árbitros le han «birlado» un claro tapón. Cierto que un ovacionado Tornike Shengelia despertó después del descanso, luego de una primera mitad en la que tal vez se equivocara de camiseta -o no, según se mire-.

Pero tal es el estado de confianza de este Saski Baskonia, que sin hacer un gran partido ni de lejos, supo apretar el acelerador cuando se vio con un rival más cerca de lo esperado.

El inesperado figurón estelar fue nada menos que Vanja Marinkovic, autor de 22 puntos y esencial en el despegue baskonista en el amanecer del segundo cuarto, momento en el que los gasteiztarras se fueron por encima de la decena de renta para disponer de ese colchón hasta el final.

OBREROS AL PODER

No fue el mejor día de Markus Howard, que apenas jugó seis minutos, con un mal golpe en la espalda. O Darius Thompson, pese a que fue decisivo cuando la Virtus se arrimó hasta el 78-72 con la tardía irrupción de Mannion, liderando un parcial de 5-0.

Así, otros «obreros» y «esforzados de la carretera» como Sedekerskis, Kotsar o Enoch fueron los otros que superaron la decena de puntos, mostrando al mundo el carácter de partido más aguerrido que brillante, en el que el primer cuarto resultó bastante pestoso, no así el parcial de 28-17 del segundo parcial, en el que el desacierto visitante se juntó con un Baskonia que pudo correr a campo abierto.

Tras llegar al descanso con 45-31, la Virtus Bolonia despertó. Despertó para darle algo de dignidad y alguna fugaz zozobra en los minutos finales, aunque sin arrimarse nunca más allá del 78-72. Pero este Saski Baskonia, al menos a día de hoy, no da ninguna sensación de fragilidad, y sí de solidez. Y gracias a esa solidez sumó pese a no brillar.