GARA
BRASILIA

Lula regresa el poder bajo fuertes medidas de seguridad y sin Bolsonaro

Luiz Inácio Lula da Silva asumirá mañana por tercera vez la Presidencia de Brasil con la promesa de que «mañana va a ser otro día» para el país. Lo hará ante miles de seguidores y numerosos jefes de Estado, en medio de fuertes medidas de seguridad y con la ausencia de Jair Bolsonaro, que no reconoce su victoria y no le traspasará el poder.

Lula da Silva asiste a la presentación del informe final del Gabinete de transición en Brasilia.
Lula da Silva asiste a la presentación del informe final del Gabinete de transición en Brasilia. (Evaristo SA | AFP)

Con la promesa de que «mañana va a ser otro día» para Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva regresa mañana por tercera vez al poder, veinte años después del inicio del primero de sus mandatos. Y eso espera la población más pobre del gigante sudamericano, que tiene puestas sus esperanzas en el retorno de la «mirada social» de Lula, que no se cansa de repetir que su mandato traerá «más democracia y derechos para el pueblo» a pesar de que tendrá muy poco margen de maniobra con un Congreso de mayoría opositora.

El evento, que espera reunir a unas 300.000 personas en la tranquila capital Brasilia, combina protocolos institucionales y una celebración popular animada por espectáculos musicales. Entre los presentes, numerosos jefes de Estado y de Gobierno, entre los que destacarán sus vecinos latinoamericanos, que esperan que de la mano de Lula la política exterior brasileña priorice de nuevo la integración regional, en claro contraste con la postura del ultraderechista Jair Bolsonaro y aunque el mapa político y la agenda de la región son diferentes a hace dos décadas.

Lula será oficialmente proclamado presidente junto a su vicepresidente Geraldo Alckmin en una ceremonia en el Congreso. Pero el momento más esperado por sus seguidores será cuando el veterano político, de 77 años, que dice que dirigirá el país con «la energía de un hombre de 30 y las ganas de uno de 20», llegue al palacio de Planalto, sede presidencial.

Alrededor de todos los eventos habrá un riguroso aparato de seguridad, tras los recientes disturbios en Brasilia y el intento de ataque con explosivo protagonizados por simpatizantes de Bolsonaro que no aceptan su derrota.

Brasilia movilizará «el 100%» de su Policía, lo que podría involucrar a hasta 8.000 agentes. Y la Justicia suspendió, además, temporalmente en el Distrito Federal el porte de armas como medida extra de seguridad.

Escapada de Bolsonaro

Los rumores de los últimos días se confirmaron ayer. El ultraderechista presidente saliente, que no ha reconocido la victoria de Lula el 30 de octubre y desde ese día ha mantenido un perfil bajo, no estará en la investidura de mañana. Ha optado por pasar el fin de año en Florida para no tener que cumplir la institucional tradición del traspaso de la banda presidencial, un gesto simbólico respetado por todos los mandatarios desde que Brasil recobró la democracia, en 1985, tras 21 años de dictadura.

Antes de dejar el país rompió su silencio para intentar apaciguar a sus seguidores más radicales, a los que instó a ejercer una dura oposición pacífica y en el marco de la Constitución.

En un pronunciamiento de una hora en Twitter, Bolsonaro no terminó de reconocer su derrota electoral ni felicitó a Lula y justificó las manifestaciones que mantienen activistas de ultraderecha a las puertas de los cuarteles, donde exigen un golpe militar que impida la investidura.