Un juez federal mexicano congeló ayer la extradición a Estados Unidos de Ovidio Guzmán, uno de los hijos del Chapo Guzmán más buscados por Washington y detenido durante la madrugada del jueves en el estado de Sinaloa.

Asimismo, el magistrado concedió otro amparo para evitar la incomunicación del narcotraficante, lo que le permite contactar con sus familiares y abogados defensores.

Tanto el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, como el canciller, Marcelo Ebrard, habían descartado previamente en la comparecencia diaria del Gobierno que la extradición se fuese a realizar por la vía rápida. Estimaron que Washington tardará entre cuatro y seis semanas en presentar acusaciones penales contra el hijo de Joaquín Chapo Guzmán.

El mandatario negó, además, que EEUU participase en la detención: «No (participó EEUU), ya les expliqué. Es una decisión que se toma y es de rutina». De esta manera, insistió en que «actuamos con autonomía, con independencia», aunque reconoció que «sí hay cooperación y la va a seguir habiendo», pero remarcó que «las decisiones las tomamos como Gobierno soberano».

La detención sorprendió al ocurrir días antes de la visita a México del presidente estadounidense, Joe Biden, con motivo de la Cumbre de Líderes de América del Norte, lo que abrió la puerta a especulaciones sobre la posibilidad de que el arresto del narcotraficante tenga relación directa con dicho evento.

Un total de 29 muertos

Al menos 29 personas murieron en la jornada de violencia desatada el jueves en Sinaloa tras la detención de Ovidio Guzmán. El secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, puntualizó ayer que de los 29 fallecidos, una decena pertenecían a las Fuerzas Armadas mexicanas y 19 a grupos criminales que generaron los enfrentamientos.

En el operativo participaron 3.586 efectivos de las Fuerzas Armadas, quienes también tuvieron afrontaron la violencia desatada en las calles de Culiacán (capital de Sinaloa), Los Mochis o Mazatlán.

López Obrador incidió en que el Ejecutivo actuó de manera «responsable» para «cuidar a la población civil». Y añadió que el gobernador de Sinaloa le comunicó que la situación en la región se está normalizando, tras una jornada de bloqueos, tiroteos y autos incendiados.

Ovidio Guzmán fue trasladado la noche del jueves al Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 1 Altiplano -conocido también como el penal de Almoloya-, ubicado cerca de Toluca, donde fue recluido su padre y de donde se fugó en 2015.

Un «Ratón» con perfil bajo y cuentas pendientes

Ovidio Guzmán López es uno de los hijos más famosos y buscados del capo Joaquín Chapo Guzmán. Sin embargo, el Ratón era uno de los herederos menos conocidos del Cártel de Sinaloa hasta el «culiacanazo» de 2019, un operativo fallido del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador en el que las autoridades lo capturaron, pero después lo liberaron por actos de terror del crimen organizado en Culiacán.

Ovidio Guzmán, hijo de 32 años de Griselda López, la segunda esposa del Chapo, era uno de los objetivos prioritarios de EEUU. Tanto él como su hermano Joaquín estaban en altos niveles de liderazgo en el cártel de Sinaloa, donde comenzaron sus carreras criminales como herederos del poder de su hermano Edgar Guzmán López.

El Ratón heredó una «gran parte» de las operaciones de narcóticos y empezó a invertir en la compra de marihuana en México, así como de cocaína de Colombia y de efedrina de Argentina, sustancias que llevaban a territorio mexicano, donde también experimentaron con las metanfetaminas.

Ovidio y Joaquín recibieron cargos en abril de 2018 de un Gran Jurado del Distrito de Columbia en Estados Unidos por distribuir las citadas sustancias estupefacientes.

Supo mantener un perfil bajo, pero desde 2012 el Gobierno estadounidense lo incluyó en la lista de narcotraficantes internacionales Kingpin Act. A Ovidio, nacido en el municipio de Badiraguato, en Sinaloa, lo consideran ahora uno de los principales herederos de la organización del Chapo, uno de los narcotraficantes más famosos de México y el mundo, que afronta una condena de cadena perpetua desde febrero de 2019 en Estados Unidos.GARA