Miles de integrantes de comunidades aymaras y quechuas, así como de organizaciones sociales y sindicales de Perú pusieron en marcha caravanas desde distintas provincias para dirigirse a Lima a pesar del estado de emergencia decretado durante 30 días por el Gobierno de Dina Boluarte en Lima, Callao (puerto de Lima), Puno y Cuzco.

Ayer comenzaron a llegar los primeros manifestantes, que organizaron movilizaciones en diversos distritos limeños como Villa María del Triunfo, San Martín de Porres, Miraflores, San Isidro y La Victoria. Los organizadores planean movilizar a alrededor de 50.000 personas en la segunda edición de la Marcha de los Cuatro Suyos, en referencia a la primera que tuvo lugar en el año 2000, cuando miles de personas se concentraron en Lima para protestar contra el triunfo electoral de Alberto Fujimori, que consideraron fraudulento. Los «suyos» son las partes que formaban el Tahauntisuyo, el imperio inca.

Ahora la reclamación es la renuncia del Ejecutivo que reemplazó a Pedro Castillo, la celebración de elecciones anticipadas, la convocatoria de una Asamblea Constituyente y la libertad del expresidente.

Algunos ya llegaron a la capital durante el fin de semana, pero la mayor parte de los manifestantes se concentrará entre hoy y mañana tras más de 24 horas de viaje.

A la vez, se mantienen las protestas que en el norte del país bloquearon un tramo de la carretera Panamericana, a la altura del distrito de Chao, en la región de La Libertad.

Según la Superintendencia de Transporte Terrestre de Personas, Carga y Mercancías, ayer había 99 puntos cortados en el país, con 18 vías nacionales afectadas en diez regiones.

50 muertos

La cifra de muertos asciende ya a 50 con la confirmación ayer del fallecimiento de un hombre en Moyobamba por un accidente de tránsito vinculado al bloqueo de carreteras, como ocurrió con otros ocho fallecidos. Otros 41 muertos son manifestantes y uno es policía.

El primer ministro, Alberto Otárola, insistió en defender que Boluarte siga en la Presidencia porque, de lo contrario, «se abrirían las puertas a la anarquía», y dejó al polarizado Congreso la decisión del adelanto electoral que ya rechazó.