Mikel INSAUSTI
DONOSTIA
CRÍTICA: «TODO A LA VEZ EN TODAS PARTES»

Los Daniels descubren el multiverso de Hollywood

Ola Academia de Hollywood se ha vuelto loca, o por fin han comprendido que si quieren salvar la industria del cine tienen que ir con los tiempos. Porque las once nominaciones a los Óscar de “Todo a la vez en todas partes” (2022) es una operación de riesgo, toda vez que se trata de una película que anticipa las infinitas posibilidades del multiverso en el audiovisual, un mundo futuro que todavía está por explorar. Los Daniels representan la última generación de creadores emparejados, y cuando estrenaron su escatológica ópera-prima “Swiss Army Man” (2016) parecía que venían a reemplazar a los hermanos Farrelly, mientras que con este su segundo largometraje más bien toman el relevo de las hermanas Wachowski. Y de hermandades va el juego, porque es muy probable que los Daniels hayan podido acceder ahora a Hollywood tan precozmente gracias a que tienen como productores a los hermanos Russo, que esta vez no trabajan para Marvel, sino para la compañía independiente A 24, que con una inversión de unos 25 millones de dólares ya ha logrado recaudar más de 100 millones en todo el mundo, cantidad a la que habrá que sumar la taquilla del segundo estreno a cuenta de los Óscar.

El éxito de los Daniels se debe a que han conseguido el más difícil todavía dentro del oficio fílmico, que es conjugar la vanguardia creativa con el sentido del espectáculo. A su secreto, si es que lo hay, lo definiría como el “efecto túrmix”, porque su cine consiste en mezclar en una potente y ultrarápida batidora todos los géneros y todas las referencias imaginables, mediante un método que les permite materializar la idea del multiverso como un espacio multigenérico y multireferencial.

Y el ritmo que manejan es tan frenético y vertiginoso que atrapan incluso al espectador más escéptico, que se deja llevar por estos universos paralelos que en la pantalla enloquecen a una familia de inmigrantes chinos.