Mariona BORRULL
PALMARÉS DE LA BERLINAE

El cine vasco triunfa en la Berlinale

«20.000 especies de abejas» ganó el premio a la Mejor Interpretación Protagonista, el Premio del Público y el Premio Gilde de los Exhibidores. La ópera prima de Estibaliz Urresola Solaguren se situó entre las más premiadas de la 73ª edición del Festival de Berlín y redondea el carácter histórico del primer debut estatal en competir por el Oso.

En la otra página, la productora Lara Izagirre, Sofía Otero, la directora Estibaliz Urresola y la también productora Valerie Delpierre. Junto a estas líneas, Otero tras recibir el premio.
En la otra página, la productora Lara Izagirre, Sofía Otero, la directora Estibaliz Urresola y la también productora Valerie Delpierre. Junto a estas líneas, Otero tras recibir el premio. (John MACDOUGALL | AFPEUROPA PRESS)

La producción de Euskal Herria “20.000 especies de abejas” vivió ayer una auténtica fiesta. Al mediodía se conocía su triunfo en dos galardones paralelos: por un lado, el Premio del Público otorgado por el periódico “Berliner Morgenpost” a una película de Competición. La de Urresola merecía el reconocimiento «por el mensaje auténtico y fuerte» que lanza a la sociedad. Poco después, se anunciaba el Premio Gilde de los Exhibidores alemanes, que la distingue «por su visión innovadora y su inspección del interior de una familia».

A “20.000 especies de abejas” le quedaba, sin embargo, una grata sorpresa por la noche. En la ceremonia de entrega de premios, la directora de casting Francine Maisler y la presidenta del jurado, Kristen Stewart, vaticinaban: «Es raro ver a alguien conjurar tantas emociones y mantenerse simple al mismo tiempo», advirtiendo que «el sistema está diseñado para menoscabar la inteligencia de las interpretaciones, sobre todo la de los niños» y aconsejando que «podemos mirar a juventud para recordar errores que no deben repetirse». En efecto, el premio a la Mejor Interpretación Protagonista era para Sofía Otero, de Basauri, por su papel debutante como Cocó, esa niña que no quiere que se la llame Aitor.

Otero dedicó el reconocimiento al equipo técnico y al jurado, y a una larga lista de nombres, entre los cuales citó a «Naizen [quienes ayudaron con la documentación de la película], a mi padre -¡el Fernando Otero, el mejor del mundo!-, a mi madre, que la quiero con locura», a sus amamas e izekos «...y, y ya está», concluía, divertida, ante las risas de un público visiblemente tocado por la ternura.

La recogida se vivió como un momento especialmente carismático de la gala, aunque promete avivar la controversia entre los detractores de los premios interpretativos a menores no profesionales. Una situación parecida se repetía en el pasado Zinemaldia, cuando los jóvenes Carla Quílez y Paul Kircher ganaban ex aequo a Mejor Interpretación Protagonista.

Los tres galardones a la película, producida por Gariza Films e Inicia Films, ayudarán a una distribución ya motivada por las buenas críticas de la prensa internacional. Variety la describe como «exitosa, gentil y humana» y “The Guardian” la destaca por sus actuaciones, «muy generosas». Luxbox, responsables de la distribución de grandes éxitos de Oliver Laxe, Bruno Dumont y Michel Franco, anunció hace unos días que se encargaría de las ventas en el extranjero. En el Estado, la película podrá verse en el Festival de Málaga, antes de llegar a salas comerciales de la mano de BTeam, el 21 de abril.

El oso de oro

“Sur l’Adamant”, de Nicolas Philibert, se llevó el Oso de Oro. El onceavo documental del cineasta francés, reconocido por “Ser y tener” (2002) y “En todo momento” (2018), retrata la vida a bordo del Adamant, un centro de día ancorado en el Sena y destinado a fomentar la creatividad y la inclusión de personas con neurodiversidad.

La película se sostiene como un fresco naturalista -por momentos, profundamente lúcido- de una comunidad abierta a desmantelar los rígidos límites entre pacientes y tutores, así como entre creación y cuidados.

«¿Estáis locos, o qué?», bromeaba Nicolas Philibert al recoger el Oso, que dedicaba sobre todo a Linda De Zitter, cofundadora del centro.

Es tiempo de reivindicar la no ficción, o así parece después de que “La belleza y el dolor”, de Laura Poitras sobre Nan Goldin, triunfara en el pasado Festival de Venecia.

«Que el documental sea considerado cine me emociona profundamente», concluía Philibert, que dedicó unas palabras a la necesidad de repensar la normalidad psiquiátrica: «Los locos son los que discriminan y estigmatizan». Tanto “La belleza y el dolor” como “Sur l’Adamant” tienen distribución en salas del Estado de parte de Filmin.

Alemania juega en casa

Aunque el resto del palmarés se entregó sin monopolios, cabe destacar un reparto proporcional al buen número de producciones alemanas en Competición.

“Afire”, comedia romántica sobre la masculinidad tóxica y segunda parte de la trilogía de los elementos de Christian Petzold (“Ondina”), ganó el Gran Premio del Jurado. Merecía la estatuilla a Mejor Interpretación de Reparto la actriz trans Thea Ehre, por su papel como oscura neo-femme fatale en el thriller “Till the End of The Night” y, por último, el Mejor Guion era para Angela Schanelec por “Music”, fantástica revisión de la tragedia clásica.

Radu Jude, al entregar el premio, regaló una de las mejores declaraciones de la gala: «Los guiones nacieron para controlar la contabilidad», para tener por escrito cuánto dinero se necesitaba en cada película y, así, capar las ideas improductivas: «Este es uno de los guiones que se rebelan en contra de los números».

En la liga internacional brillaba el Premio del Jurado para “Mal viver”, primera parte del díptico melodramático de João Canijo, completado en Encounters por “Viver mal”. También la Mejor Dirección (por “Le grand chariot”) para Philippe Garrel, el último de los modernos franceses y, sin embargo, «el espíritu más joven de la Competición», según la actriz y miembro del jurado Golshifteh Farahani.

El premio a Contribución Artística Destacada fue a la directora de fotografía Hélène Louvart, por su hipnótico trabajo en “Disco Boy”. A Louvart la conocemos por los hits indies “Nunca, casi nunca, a veces, siempre” o “La hija oscura”. En una Berlinale de línea cinéfila especialmente dura, es difícil llevarse decepciones.