Mikel INSAUSTI
DONOSTIA
CRÍTICA: «EL EXORCISTA DEL PAPA»

Una diabólica confusión idiomática y cultural

Más sabe el diablo por viejo que por diablo. Y por eso tiene engañada a toda la humanidad, sobre todo a las gentes del cine. Los guionistas de “El exorcista del Papa” (2023) nos descubren que el mayor acierto del Maligno es hacernos creer que no existe, que forma parte de la ficción. Y en Hollywood llevan décadas, desde que William Friedkin rodase “El exocista” (1973), adorando al mismo ser diabólico, que se presenta bajo mil y un nombres, pero siempre es el mismo. Para tratarse de su Satánica Majestad, lo cierto es que resulta muy aburrido y repetitivo, como si no se le ocurriera nada nuevo para meter miedo al público del terror. Ya no sorprende, y la industria pecadora nos vuelve a vender la película de siempre bajo otro falso enunciado, como si con eso bastara. Lo del biopic del Padre Gabriele Amorth es la típica excusa para hacer creer al personal que hay una base real, cuando en realidad se impone de nuevo el contexto puramente fantástico, eso sí, con cura excéntrico como superheróico contrincante del ente que se dedica a poseer las almas de los mortales por toda la eternidad.

La lógica hollywoodense es de traca, y supone que si Russell Crowe hizo en su día de gladiador de la Antigua Roma, por qué no va a interpretar ahora al exorcista de Módena. Y ahí lo tienes parlando italiano con el papal Franco Nero como si tal cosa, por no hablar de su viaje a una Castilla, o Segovia, situada fuera del mapa, y donde una familia estadounidense hereda una abadía endemoniada, que puede encerrar el misterio de la Inquisición, o Dios sabe qué.

Como película para la Semana Santa no está mal, ya que es más una relectura del pasaje bíblico de la Torre de Babel que un espectáculo fallero, aunque la pirotecnia final podría llevarnos a ese punto de no retorno, entendiendo por tal la ventana que se deja abierta a otras posibles continuaciones, otros casos de posesión para Super-Amorth.