GARA
TEL AVIV

Ni atentados ni misiles libaneses detienen las marchas en Tel Aviv

Miles de personas se echan a las calles de la capital del Estado israelí para seguir presionando contra la reforma judicial de Benjamin Netanyahu. El Ejército se despliega para protegerlos tras el atentado en el paseo marítimo del viernes y el lanzamiento de misiles desde Líbano.

Palestinos rodean con sus rezos Al Aqsa, tras el ultraje a la mezquita en pleno Ramadán.
Palestinos rodean con sus rezos Al Aqsa, tras el ultraje a la mezquita en pleno Ramadán. (AFP)

Otro sábado más, decenas de miles de israelíes volvieron a marchar ayer por las calles de Tel Aviv para confrontar las intenciones del primer ministro, Benjamín Nentanyahu, de reformar el sistema judicial para limitar su poder. Quienes protestan en la capital del Estado sionista sostienen que el plan de Netanyahu constituiría un golpe letal para la democracia en el país.

Los organizadores mostraron ayer gran determinación, pues hay varios elementos que ponían en cuestión su decisión de mantener las marchas. De un lado, está la amenaza al norte. Desde que la policía cargara dentro de la mezquita de Al Aqsa, han caído misiles desde Líbano, y Hezbola tiene capacidad balística para impactar en Tel Aviv.

Netanyahu ha dado orden ya de movilizar a unidades de reservistas a expensas de qué pueda ocurrir. Siria está desestructurada y la frontera con Líbano es muy porosa, debido a que hay chiíies a ambos lados de esas montañas. De otra parta, Líbano -la antigua Suiza de Oriente Próximo- se encuentra en la miseria, debido a que se ha quebrado su potentísimo sistema bancario. La tasa de pobreza ha saltado del 20% al 80% en cuestión de cuatro años. Es un polvorín.

Como amenaza más directa, está la situación límite -económica, social, y de humillación moral- a la que Netanyahu ha llevado a los palestinos. El pasado viernes, un arabeisraelí (esa pequeña parte de palestinos que no fueron expulsados de su tierra, sino que viven como ciudadanos de segunda dentro del Estado israelí, en zonas como San Juan de Acre y la propia Tel Aviv) cargó con su pequeño vehículo contra el paseo marítimo de Tel Aviv.

El coche arrolló a un grupo de turistas, causando la muerte a un italiano de 36 años y heridas a otras siete personas.

Así las cosas, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, desplegó sus tropas por la capital para tratar de minimizar el riesgo de los manifestantes.

Gallant no es un cualquiera. Todo gira alrededor de su figura, después de que pusiera en entredicho los planes del primer ministro para reformar el sistema de justicia. Netanyahu intentó destituirle, pero el puesto de ministro de Defensa es clave en un país absolutamente militarizado. Parte de la ciudadanía se echó a las calles y el primer ministro tuvo que dar su brazo a torcer.

De modo que, esa gente que ayer salió a Tel Aviv para tratar de poner contra las cuerdas a Neyantahu es, en buena medida, gente que apoya a Gallant, el ministro que los rodeó de militares para protegerlos, provocando una situación insólita en el país.