Pablo RUIZ DE ARETXABALETA

El cereal de Ucrania enerva a sus vecinos y pone en un brete a Bruselas

La solidaridad con Ucrania de los países vecinos ha chocado con el impacto de las importaciones de cereal ucraniano, lo que ha hecho caer los ingresos que reciben sus agricultores. Cinco socios orientales de la UE han vetado productos ucranianos, forzando a Bruselas a aceptar una salvaguarda que lo permita y aumentar las ayudas.

Enormes colas de camiones en la frontera ucraniano-polaca, a la espera de entrar en Polonia tras el veto a productos agrícolas.
Enormes colas de camiones en la frontera ucraniano-polaca, a la espera de entrar en Polonia tras el veto a productos agrícolas. (Yuri DIACHISHIN | AFP)

El impacto de la guerra de Ucrania en la crisis alimentaria global y la alarma por la escasez de alimentos en los países más empobrecidos de África, además del apoyo a la economía ucraniana, fue uno de los instrumentos de presión sobre Rusia que llevó a la apertura de corredores en el mar Negro y a la eliminación de aranceles y controles en la UE para exportar los cereales ucranianos.

Sin embargo, el cereal no llega a esos destinos, sino que sigue quedándose en los que eran los principales importadores de productos ucranianos. Solo el 3% del grano llegó a Kenia, Afganistán, Etiopía, Yemen, Sudán y Somalia entre agosto de 2022 y el pasado marzo. Burkina Faso, Chad, Haití, Mali, Níger, Nigeria, RDC o Sudán del Sur no recibieron nada.

¿Dónde va el cereal ucraniano? La mayor parte a China, Europa, India y Turquía y, además, en gran medida, a alimento para animales, sobre todo cerdos.

Y en la UE, que levantó los aranceles y las medidas de control sobre estos productos, se está quedando sobre todo en los vecinos de Ucrania a precios mucho más bajos que los que ofrecen los agricultores locales. Y sin las medidas de control que se aplican a los productos en la UE. Semillas de girasol, maíz y trigo son las principales exportaciones, seguidas de semillas de colza, cebada y otros productos.

Polonia, pese a liderar el apoyo europeo a Kiev, ha encabezado los vetos temporales a las importaciones agrícolas ucranianas, y le han seguido Hungría, Eslovaquia, Bulgaria y Rumanía por las pérdidas en sus economías.

La Comisión Europea primero tachó de «inaceptables» las medidas unilaterales de los Estados, y advirtió de que el comercio es una competencia exclusiva de Bruselas, pero ha cedido y permitirá a países colindantes con Ucrania vetar su grano, aunque podrán recibirlo para exportarlo al resto de la UE o del mundo mediante una cláusula especial de salvaguardia. Esta medida se extenderá durante «el tiempo que sea necesario» para deshacer los bloqueos que alegan los países vecinos ante la acumulación de grano y no requerirá la aprobación de los socios de la UE.

La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, defendió esta medidasde emergencia ante «consecuencias imprevistas» del «inesperado» aumento de las importaciones de grano ucraniano. En una carta dirigida a los países afectados, insistió en que las medidas unilaterales solo pueden «jugar a favor de los adversarios» de Ucrania y no deben «erosionar el apoyo inquebrantable» de la UE.

El levantamiento de aranceles al grano ucraniano en la UE durará un año y debería prorrogarse en junio, pero necesita el consenso de sus miembros, por lo que Bruselas quiere evitar divergencias. Por su parte, Polonia y Eslovaquia celebrarán tras el verano unas elecciones en las que quieren evitar la ira de los agricultores.

Por ello, Bruselas propone ayudas a los agricultores afectados, condicionadas a que «los Estados miembros levanten sus medidas unilaterales», porque los vetos van más allá e incluyen miel, leche cruda y en polvo, frutas y verduras, huevos, y carne de pollo, res y cerdo, entre otros productos. Las negociaciones continúan.

Plantea, además, otorgar 100 millones de euros a los cinco países, que se sumarían a los 56,3 millones ya aprobados para Varsovia, Sofía y Bucarest y que fueron calificados de insuficientes y hasta «míseros» por sus asociaciones de agricultores.

Por su cuenta, Varsovia prevé imponer un precio mínimo de venta de unos 300 euros por tonelada de trigo, además de acordar con Kiev el tránsito bajo monitoreo de los 30 productos vetados. Y prepara un plan para sacar antes del 1 de julio los 4 millones de toneladas de cereal almacenado en silos cerca de la frontera «para dejar sitio a la nueva cosecha polaca». Actualmente hay colas de más de 25 kilómetros de camiones ucranianos a la espera de entrar en Polonia.

En Bulgaria estiman las pérdidas en 400 millones, con una producción ucraniana almacenada por valor de 2.000 millones de euros, y anuncian protestas.

La petición de Croacia para que la UE intervenga para proteger su mercado tras la protesta de sus agricultores parece anunciar una reacción que podría extenderse a toda la UE.