EDITORIALA

Uso irresponsable y frívolo de cifras con Osakidetza

La mala situación del servicio público de salud de la CAV sigue siendo una de las mayores preocupaciones de la ciudadanía, y cada vez más también de los agentes políticos, sociales y sindicales. De ahí que muchos de ellos hayan llamado a participar en las manifestaciones que la plataforma Osasun Publikoa Aurrera ha convocado hoy en Bilbo, Donostia y Gasteiz contra el desmantelamiento de Osakidetza.

Interpelados por la situación en la que se encuentra el servicio público de salud, los máximos responsables políticos de Osakidetza, la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, y el lehendakari, Iñigo Urkullu, respondieron dando números y más números. Unos datos que han sido cotejados por GARA con ejemplos concretos que se han dado en algunas de las trece áreas de Osakidetza estos últimos meses, y las incongruencias son evidentes. No es posible que el 95% de los Puntos de Atención Continua (PAC) haya estado cubierto con un médico en Semana Santa, cuando solo en la OSI de Donostialdea el 45% de los turnos quedaron sin cubrir. De la misma forma, resulta sospechoso que en el primer trimestre quedaran tan solo once turnos sin médico cuando en apenas un mes y solo en la OSI de Galdakao quedaron nueve sin cubrir. Puede que ofrecer números sirva para esquivar el debate parlamentario, pero el problema de las cifras es que, a poco que se profundice en ellas, las incongruencias aparecen inmediatamente. Y cuando los datos que ofrecen los responsables políticos no se corresponden con la realidad, además de dañar la credibilidad de quienes los esgrimen, extienden la sospecha de que las cosas están bastante peor de lo que cuentan.

Lo cierto es que el derecho universal a la salud está siendo sistemáticamente socavado por las largas esperas que empujan a los que pueden pagar a recurrir a la sanidad privada. Se está abriendo una brecha muy peligrosa puesto que la salud es una cuestión individual, pero también es un bien colectivo; y la mala salud de algunos termina afectando al conjunto de la sociedad, por mucha sanidad privada que tengan los privilegiados. Por ello resulta irresponsable y frívolo que los responsables se dediquen a confundir a la gente.