Mujica y Montevideo
Con la edad los recuerdos vuelven sin querer. Y no hablo de nostalgia, hablo de la vida que, de repente, llega y recompone el pasado. Esta semana, leyendo el libro sobre José Mujica “Semillas al viento” y sin tener un porqué concreto, he regresado a las calles de Montevideo. Visité Uruguay en noviembre de 1986, un año después de que el pueblo dijese no a la dictadura militar. Viajé con mi hermana y llegué con la imagen emocional de los poemas y relatos de Benedetti y la lectura de un libro, recién editado en Uruguay, sobre la historia de los Tupamaros. Lo escribió Eleuterio F. Huidobro, “El Ñato”, compañero de Mujica en la guerrilla y ministro del Gobierno siendo «El Pepe» presidente. Desde entonces ha pasado el tiempo y con él se han producido nuevos avances del capitalismo, con cambios que han desarmado el pensamiento y el lenguaje de la izquierda. En Mujica eso no ocurre. En sus planeamientos existe una continuidad nueva con el pasado, una visión propia para dar sentido y juventud a las ideas que fueron y son pilares de muchas luchas. «La gente busca en el baúl del viejo Marx -explica- porque no hemos encontrado ningún intento de carácter teórico que vaya más allá». Montevideo la ciudad del mate y de los poetas de ideales inquebrantables. La ciudad a la que siempre he querido volver.