Raimundo FITERO
DE REOJO

Una legión de tontos polarizados

Una figura de la ética y la filosofía, Adela Cortina, en una espléndida entrevista llega a la conclusión de que los seres humanos nos hemos convertido en tontos polarizados. Se trata de esos seres humanos que consumen horas de televisión generalista viciada, que residen en las redes sociales y que caminan por las calles mirando a su inteligencia transferida a un aparato telefónico donde atesoramos el ayer y convertimos el hoy en una coalición de deseos incumplidos y esperanzas rotas que se puede reconstruir a partir del resultado de un partido de fútbol y que están perdidos en esas dualidades reduccionistas que, entre otras muchas cosas, embadurnan de dogmatismo la política de baja calidad en esta campaña electoral. Unos estudios que parecen ser solventes advierten de que la ciudad de Nueva York se está hundiendo. No es que suba el nivel del agua, que eso sucederá de manera irreversible en breve cuando el deshielo de los casquetes polares sea una realidad imparable, sino que, por causa del peso de los rascacielos, se hunde. Como tonto muy tonto, en este campo no logro polarizarme, sino que interpreto esta advertencia a la que le doy categoría científica, como el inicio de una campaña para la despoblación urgente que conllevará la bajada de los alquileres, para iniciar una extensión de la humanidad en horizontal y no en vertical. Las aglomeraciones en grandes metrópolis parece ser la tendencia globalizadora de este principio de siglo, pero sin otra capacidad forense que la intuición, el diagnóstico sobre el cambio climático me predispone al pesimismo sobre su existencia sostenible.