Los franceses nos lo dicen en todos los sondeos: hay demasiados inmigrantes. Hay que retomar el control”, exclama Eric Ciotti, máximo responsable de LR. El partido de la derecha francesa prepara su resurgir político recuperando uno de los mejores combustibles para el fuego electoral. Desde que Sarkozy se hundiera en procesos de corrupción de los que acaba de ser condenado a tres años de prisión de los cuales sólo cumplirá uno y en la calle, los conservadores de la antigua RPR, luego UMP y más tarde Los Republicanos no levantan cabeza. Y la inmigración es un tema que siempre reporta votos en un país en el que la mayoría de su población tiene origen extranjero, como el propio Ciotti, de padre italiano, o Sarkozy, cuyo progenitor llegó de Hungría. El expresidente no habla húngaro. Quizá el líder de LR hable italiano, pero nunca se le escuchó una palabra en público. Los dos son franceses. Y Francia sólo habla un idioma, el de la imposición lingüística del francés.

Hace unas semanas, el “New York Times” publicaba un artículo sobre el bilingüismo y su eficacia para retrasar los primeros signos de demencia. La locura del pasado fin de semana en Senpere y la de ayer en Ondarroa es mucho más sana que la que rezuma el juicio monolingüe y xenófobo del chovinismo francés. Preservémosla.