Esta es la realidad, urgente, tripartita, españolista y que cercena cualquier posibilidad de progreso que no esté encauzado en los principios básicos de mantener el negocio de los participantes. Lo suelen llamar cordón sanitario, pero es una valla para mantener sus negocios y chiringuitos. Sin escrúpulos y sin apenas excusas, el PNV, asustado por el crecimiento electoral de EH Bildu, se une a PSOE y PP, para evitar que se materialice la voluntad popular en los lugares donde podría gobernar la formación política que amenaza con su hegemonía. Arnaldo Otegi debe estar dándose cuenta de que no están haciendo el tonto, están amarrando su futuro y el de miles de sus cargos y posibilidades de seguir haciendo negocios con total impunidad. Urkullu es un silente jefe de negociado que mantiene la contabilidad siempre a punto de servir a esta versión posmoderna del PRI mexicano, en nombre de cualquier entelequia, pero sabiendo que la capilaridad de sus transfusiones económicas en todos los niveles es la mejor carga ideológica y que perder el boletín oficial de cualquier institución, es una rebaja de sus expectativas. El acordeonista revive, oliendo kalimotxo, diciendo que el PP les regala sus votos gratis. No es cierto. No es gratis. Se pagarán en unos meses en Madrid

Por lo tanto, este cordón protector de intereses económicos, realizado a tanta velocidad es un avance de sus componendas de futuro. Y se saca una lección muy clara sobre el lugar donde están los partidos. Así que atendamos como se merece que en La Rioja hay sesenta millones de vino sin poder comercializar y los quieren destilar.