Oihane Hernández y Oihane Valdezate no seguirán en el Athletic. Era un secreto a voces, como también lo era que el club quería prolongar su contrato, que expira el 30 de junio, como confirmó ayer.

La evolución del fútbol femenino ha multiplicado su velocidad y amenaza seriamente al Athletic. Ya le ha obligado a rebajar sus expectativas deportivas y le ha hecho descender peldaños en la consideración de las futbolistas. Y no porque se haya dormido el club, que ha ido ampliando su apuesta año tras año, sino porque el salto adelante del resto les ha puesto a su altura, cuando no la han superado.

Así que el Athletic ahora se topa con un doble problema. Por un lado las limitaciones de su propia idiosincrasia a la hora de reforzarse que, agravadas por ese avance general, en los últimos años le han condenado a fichar, con contadísimas excepciones, bien veteranas que ven reducirse sus oportunidades en sus equipos de origen, bien futbolistas muy jóvenes que se integran a Lezama. Y, por otro lado, las mejores jugadoras rojiblancas empiezan a encontrar proyectos más sugerentes. Se genera así un círculo vicioso muy dañino porque cada futbolista que abandona el club debilita el proyecto que, por lo tanto, resulta menos atractivo. En el arranque de esta temporada, el presidente Jon Uriarte ya reconoció que uno de los grandes retos del club pasa por la fidelización de las futbolistas. Pero el problema no está en el qué, sino en el cómo.

Y en la rapidez con que se consiga, porque el boquete de Lezama crece y ya llegan los primeros avisos de lo complicado que puede resultar incluso mantener la categoría cuando se ven afectadas la puerta de entrada y de salida.

Esta última se ha abierto unas cuantas veces en los últimos tiempos. Desde que ganara su última Liga en 2016, el Athletic ha visto cómo, además del relevo generacional que se ha ido llevando a una decena de futbolistas históricas -Iraia, Eli Ibarra, Irune Murua, Flaviano, Tirapu, Gimbert, Erika, Nekane...-, siete jugadoras con oferta de renovación la han descartado y se han marchado a otros destinos, siguiendo un camino inverso al que había sido habitual hasta entonces, cuando el club fichador era el rojiblanco.

La propia Irene Paredes había llegado de la Real y se marchó aquel mismo 2016 al Paris Saint Germain. Después fueron Maite Oroz y Damaris Egurrola, que se habían consolidado ya en el centro del campo apenas superados los veinte años y que se fueron a Real Madrid y Everton. El año pasado Ainhoa Moraza desestimó la oferta bilbaina para fichar por el Atlético de Madrid y Lucía García hizo lo propio para incorporarse al Atlético de Madrid. Y a todas les ha ido bien, conquistando títulos, jugando en Europa o ambas cosas, de las que el Athletic no ha podido disfrutar en ese mismo periodo de tiempo.

Ahora son Oihane Hernández y Oihane Valdezate las que dan el paso. Y el golpe vuelve a ser duro para el equipo. La central ha sido la rojiblanca que más minutos ha disputado las dos últimas temporadas y la lateral, convocada para el próximo Mundial, le ha seguido de cerca. Con 23 años, ambas estaban llamadas a formar parte de la zaga rojiblanca durante prácticamente una década pero no será posible.

El club, al menos, ha podido convencer este año a un buen número de jugadoras de que permanezcan en Lezama aunque se trata en muchos casos de contratos cortos que, como en el caso de «las Oihanes», acabarán justo cuando las futbolistas empiecen a consolidarse. Apenas por un año, con otro opcional, firmó ayer Naia Landaluze, llamada a tomar el testigo de Oihane en el lateral derecho.

Lorena Navarro se incorpora a la Real

Tras las renovaciones, llegan los fichajes. Y el de Lorena Navarro se convierte en el primero que anuncia la Real para la próxima temporada. Para las dos próximas, en realidad, porque la delantera ha firmado hasta 2025.

Natural de Madrid, la delantera, que cumplirá 23 años en noviembre, llega a Zubieta procedente del Real Madrid, un club que ha conocido desde su misma gestación. Pasó por Vallecas y por las categorías inferiores del Madrid CFF antes de recalar en 2016 en el Tacón, que se acabaría convirtiendo en el Real Madrid. Internacional en categorías inferiores, no ha tenido demasiadas oportunidades en el equipo blanco, sobre todo desde la llegada de Alberto Toril al banquillo. En este año y medio apenas ha disputado 30 minutos, solo tres en la temporada que acaba de terminar.

En Donostia buscará oportunidades y dará «madurez y alegría. Y aunque sea pequeña, haré mucho gol». GARA