Arturo PUENTE
Periodista
JOPUNTUA

Una nueva extrema derecha gobernando en Europa

Vaya por delante que no tengo nada claro que centrar la campaña del próximo 23-J en «votar contra la extrema derecha» sea buena estrategia para la izquierda. Más que nada porque esto ya se ha intentado en las últimas convocatorias y no ha servido para movilizar. Pero, más allá de esto, hay que tener presente que las próximas elecciones son una oportunidad de oro, no solo para Vox, sino para la oleada regresiva que tiene un evidente componente global.

La Unión Europea, constituida en agente de estabilización política para proteger la buena marcha financiera de los estados, lleva años echando cables al Gobierno de Sánchez. No lo hizo a tiempo en Italia y el resultado ha sido Meloni, a quien ahora Bruselas trata de integrar en la gobernanza europea para moderarla. La UE preferiría no tener que hacer lo mismo en el caso español. Pero sus cables podrían no ser suficiente. El movimiento ya ha clavado su mirada en el 23 de julio.

No hace falta listar todos los peligros que tendría un gobierno de Feijóo con Vox para los trabajadores, para las mujeres, personas LGTBI, migrantes o cualquier minoría. Son conocidos de sobra. Pero una amenaza en la que pensamos menos es la aparición de una red supranacional de extremas derechas gobernantes y la fuerza que esto puede dar al movimiento reaccionario global. Más poder, dinero y presencia en los órganos que rigen la política y la economía mundial.

Madrid no será, desgraciadamente, la tumba del fascismo, pero el Congreso sí podría ser la última frontera que defender ante una corriente radical que lo utilizará para dar un salto adelante en sus aspiraciones. Con un Este europeo en efervescencia por la guerra en Ucrania, una Italia ya capturada y la antigua familia conservadora europea cada vez más inclinada a sentar a sus chicos malos en la mesa de los mayores, el 23-J va en buena parte de esto. Es posible que esto no sirva para movilizar en una campaña, pero un Vox decisivo en Madrid puede ser la conquista que le falta a la extrema derecha internacional para consolidarse.