Koldo LANDALUZE
LA DESCONOCIDA

Demonios en un parque

Sobre el papel, “La desconocida” plantea una interesante premisa de corte hitchcockiano pero salpimentada con diferentes giros de guion que tienen como objetivo romper el espejo de lo evidente.

La historia arranca cuando un hombre de edad adulta se acicala ante el espejo y se dirige a un parque para encontrarse con una mujer mucho más joven que él y que conoció a través de internet pero haciéndose pasar por una persona más joven.

A medida que avanza la historia vamos recibiendo información relativa a las vidas de estas dos personas y asumimos que la joven no es tan ingenua como aparenta. Tomando como referencia la obra de teatro de Paco Bezerra, Laia Manzanares y Manolo Solo retoman los papeles que encarnaron sobre el escenario Nausicaa Bonnín y Antonio de la Torre.

Entre ambos se establece un tour de force de gran calado e intensidad y dentro de un engranaje argumental que resulta calculadamente desagradable.

Similar en su idea con la excelente “Mantícora” de Carlos Vermut, topamos con una serie de diferencias que marcan la distancia con este filme dirigido por Pablo Maqueda. Las principales diferencias se concretan, sobre todo, en que Vermut fue mucho más ingenioso a la hora de apostar por la insinuación en torno a su tema central, la pederastia, y situó en un territorio mucho más incómodo al espectador debido a que lo colocaba en una tesitura moral de fuerte calado. En “La desconocida” todo es más evidente, a pesar de los giros tendentes a provocar despistes y que tienen como objetivo aportar diferentes visiones de una misma situación. A pesar de sus lagunas argumentales, se trata de un filme de cierta intensidad y que lega en el espectador un sabor agridulce. Es, en definitiva, un thriller que combina con acierto el drama y el suspense y que logra su propósito de mantener en vilo al espectador.