EDITORIALA

Racismo institucionalizado con los migrantes

La víspera del Día Internacional de las Personas Refugiadas, Zehar-Errefuxiatuekin y CEAR Euskadi ofrecieron un exhaustivo análisis sobre la demanda de refugio y asilo en Euskal Herria. La primera conclusión es que el número de peticiones continúa creciendo debido básicamente al aumento de los conflictos y de las catástrofes a lo largo y ancho del mundo. A partir de esa constatación, ambas organizaciones subrayaron una serie de datos bastante preocupantes.

Por un lado, apuntaron que los datos oficiales no reflejan la situación real. Fuera de las estadísticas quedan, por ejemplo, las personas que no logran una cita telefónica. El usual alargamiento de los plazos de resolución contrasta con la rapidez con la que se resuelven otras situaciones, como la de las personas procedentes de Ucrania. Una diferencia que habla no de imposibilidad de atender a los solicitantes, sino de una decisión política inspirada por el racismo. Por otra parte, solo se resuelven positivamente el 15% de las solicitudes presentadas, muy lejos del 40% de media en Europa, lo que deja a las personas en una situación irregular muy difícil. En este punto aparecen otras muestras de racismo como la imposición de condiciones abusivas para alquilar una vivienda, la negativa a abrirles cuentas bancarias y las constantes identificaciones de la Policía. De hecho, recientemente se hizo pública una circular de la Unidad de Extranjería en Irun que ofrecía incentivos por detener migrantes. La misiva fue revocada, pero diez días después el jefe de la unidad ha sido ascendido, en una nueva muestra de racismo institucional que premia comportamientos que no respetan los derechos de las personas migrantes.

Son ejemplos que muestran que los derechos son reconocidos nominalmente, pero que cada vez se respetan menos. Una política con un claro trasfondo racista que apenas se combate institucionalmente. De hecho, los discursos de odio se están reforzando. A pesar de ello, la sociedad vasca sigue posicionándose contra las injusticias y el racismo, como lo demostró ayer la inspiradora concentración que en Bilbo denunció una desproporcionada intervención de la Policía Municipal contra vendedores ambulantes racializados.