Koldo LANDALUZE
ASTEROID CITY

Cuando lo absurdo llegó de las estrellas

Wes Anderson figura como uno de los autores más personales del momento, un cineasta que ha entrado en ese selecto -y muy especial- club de directores que ha encontrado su espacio propio gracias a un discurso personal muy reconocible, para bien o para mal.

Tras el homenaje que hizo al periodismo a la vieja usanza en su filme “La crónica francesa”, el estadounidense se ha trasladado, cual Quijote, a la inmensidad de un desierto en el que se encuentra una anacrónica ciudad estadounidense que cada año celebra un evento relacionado con fenómenos astronómicos.

EN MITAD DE LA NADA

En dicha escenografía, fotografiada mediante una paleta de tonos pastel, comienza a desfilar un interminable listado de nombres muy conocidos del medio cinematográfico. Un reparto multiestelar que, conocedor del imaginario andersoniano, se ha prestado gustoso a formar parte de un juego en el que lo absurdo adquiere una relevancia muy especial.

Fascinante en su estructura multiforme y marciana, la película nace de una obra escénica que es mostrada a través de unas cámaras de televisión que están grabando la tramoya de esta pieza teatral que lleva la firma de un dramaturgo con apariencia de Edward Norton. Todo ello deriva hacia la presunta puesta en escena de esta extravagante pieza en la imaginaria localidad desértica. En dicho espacio confluye un bestiario de personajes de toda índole y a cada cual más indescriptible en su monosilábico discurso e inmutable presencia. Todas estas almas perdidas en mitad de la nada conicidirá0n en una forzada cuarentena provocada por un hecho determinante, o no, para el resto de la humanidad.