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PARÍS

«Represión, ley y orden», receta de Macron para no abordar el por qué de la revuelta popular

Incendios, saqueos, destrozos, policías «en guerra contra alimañas y hordas salvajes»... muchas ciudades del Estado francés han vuelto a ser escenario de violencia, por tercera noche consecutiva.

Joven con un cartel que reza: ¿Tuviste un buen día papá? Sí, maté a un niño de tu edad.
Joven con un cartel que reza: ¿Tuviste un buen día papá? Sí, maté a un niño de tu edad. (Phillipe LOPEZ | AFP)

Desde que se hizo viral el video del brutal asesinato por parte de un policía de Nahel M., un joven de 17 años muerto a tiros que ayer fue despedido en el suburbio parisino de Nanterre por una gran multitud reunida en un ambiente muy tenso, las calles y urbanizaciones de muchos de los barrios más pobres del país siguen estando en un estado de revuelta abierta.

«Francia se enfrenta al momento de George Floyd», se lee en los medios internacionales, como si de repente el mundo se despertara con el tema de la violencia policial racista. Esa misma comparación ingenua refleja una negación de la violencia racista sistémica que ha sido inherente a la policía. Francia la ha ignorado durante décadas, ahora este levantamiento es el precio de esa negación.

Misma receta, mismo fracaso

El Ministerio del Interior ha desplegado importantes medios. Ha movilizado a la Brigada de Investigación e Intervención (BRI), a las fuerzas de de élite del RAID y GIGN, ha sacado a las calles vehículos blindados de la gendarmería. Dos sindicatos que representan a la mitad de la policía francesa han dicho, inflamando más los ánimos, que están en guerra contra las «alimañas» y las «hordas salvajes» y han amenazado con amotinarse. Pero todo esto no ha tenido ningún efecto de ningún tipo sobre los daños, muy superiores ayer al de los días anteriores.

Centros comerciales y tiendas saqueadas, otras muchas cerradas por precaución, cortes en líneas de tranvías y autobuses, vehículos en llamas en ciudades de todo el país, disparos de fuegos artificiales de mortero contra la policía y los edificios, vídeos virales de armas de guerra en las calles... Y como respuesta, comité de crisis presidido por Macron para una misma receta.

A saber, mismo discurso sobre la ley y el orden, sobre cómo restaurarlos con mano dura, sobre lo terrible que es la violencia, pero sin abordar las causas estructurales y una solución a largo plazo.