Koldo CAMPOS
Escritor
AZKEN PUNTUA

Una educación de mierda

Nunca hubo una niña en el pupitre de al lado, ni de párvulo ni de bachiller. Nunca hubo una niña que estudiara y jugara conmigo, con nosotros, ni en la escuela ni en el instituto, tampoco en la calle. Éramos dos mundos separados. Estaban ellas, las que salían por la otra puerta, caminaban por la otra acera y siempre pasaban de largo, y estábamos nosotros, los que venimos de no saber crecer con ellas, torpes y confusos, alardeando de ser más brutos, los que nos quedábamos mirando. En nombre del miedo, con Dios como testigo y sin más argumentos que el castigo, a niños y niñas se nos enseñaba a extrañarnos, a temernos, se nos entrenaba para desconocernos. La educación que imponía la dictadura franquista, urdida y amasada en conventos y cuarteles, trazaba las conductas y roles sociales que, según el sexo, desempeñaríamos en el futuro, cuando, a salvo del infierno, nos convirtiéramos en hombres de provecho y en mujeres de bien. Muchos no lograron reconducir las consecuencias y, en cualquier caso, a nadie dejó ileso. Esta sociedad todavía purga el lastre de generaciones enteras taradas en lo afectivo, en lo sexual, en la comprensión de la otra persona. Una educación que segregue y discrimine en razón del sexo, es una educación de mierda.

(Preso politikoak aske)