Joseba ITURRIA

Cuarenta años del debut en el Tour del Reynolds con Delgado y Arroyo

José Miguel Etxabarri convenció a sus jóvenes corredores para debutar en el Tour en 1983 cuando ningún equipo español quería ir y brilló en los Pirineos con Delgado, logró en el Puy de Dôme un doblete con Arroyo, segundo al final, y el segoviano e inició su idilio con una prueba que ganó siete veces. Es el único fijo desde entonces.

el segoviano con Alejandro Valverde, Imanol Erviti y Lourdes Oyarbide en un acto de Movistar en Bilbo
el segoviano con Alejandro Valverde, Imanol Erviti y Lourdes Oyarbide en un acto de Movistar en Bilbo

Esta semana, con un final el domingo en el mítico Puy de Dôme, hace recordar el de 1983, que también empezó un 1 de julio. Pedro Delgado, la gran estrella de aquel Reynolds junto a Ángel Arroyo, recuerda a GARA que «el Tour ha cambiado mucho en los últimos años. En el 82 estuvo el Teka y no querían ir. José Miguel consiguió la opción de participar en el Tour y no por méritos, sino haciéndo entender a la organización que era bueno que un equipo español participara».

El segoviano añade que «entonces había 16 equipos de 10. Era un ciclismo muy diferente, a los equipos españoles les costaba ir porque tampoco tenían necesidad a nivel de publicidad. Había carreras a la vez que el Tour en España. Y lo mismo en Italia. Entonces ir al Tour muchas veces era una aventura que no repercutía nada positivo al sponsor porque no ganabas, no se te veía y mermabas tu potencial en las carreras de casa. Hoy en día cualquiera quiere y mataría por estar en el Tour».

El primer equipo Reynolds en el Tour lo formaron Ángel Arroyo, Enrique Aja, Pedro Delgado, Julián Gorospe, Tasio Greciano, Carlos Hernández, Jesús Hernández Ubeda, José Luis Laguía, Celestino Prieto y Jaume Villamajo. Lograron una victoria de etapa con Arroyo, segundo en la general final tras Laurent Fignon, cinco segundos puestos, dos del abulense y tres de Delgado, un tercero con Gorospe y dos cuartos.

Les tocó sufrir la primera semana. El segoviano recuerda «los mensajes que daban los más veteranos de otros equipos: “¿Qué se os ha perdido allí?, que eso es un matahombres”. Y en el primer momento te das cuenta de que es una carrera diferente, que había mucha tensión. En la neutralizada de la primera etapa salimos Ángel Arroyo y yo atrasados y la gente estaba cayéndose y nos preguntamos si había empezado la carrera y luego vimos el cartel del kilómetro 0. En la neutralizada ya íbamos lanzados, no como ahora que se ve en la televisión que van sujetando a los caballos. Allí no se sujetaba nada, eso era a mil por hora hasta la meta. Si a eso le añades la etapa de pavés, la crono por equipos de 100 kilómetros, la contrarreloj individual de 70… No salías de tu asombro. Era peor de lo que nos habían dicho».

FESTIVAL DE DELGADO

Pero llegan los Pirineos y comienza el festival de Delgado: «Todos los culos gordos que decíamos nosotros, de pronto, desaparecieron. Es como si pasáramos de no tener espacio en el pelotón a poder moverte e ir a cabeza sin que nadie te metiera el manillar para echarte. Fue llegar la montaña y los sufridores españoles y colombianos que debutábamos en ese Tour disfrutamos de un ciclismo más sereno, la carrera te ponía adelante y mentalmente cambias. Íbamos muertos hasta ese día y descubrimos que también había vida en el Tour».

Consiguieron que en plena carrera TVE se estrenara en el Tour el año que ofreció la Vuelta por vez primera en directo: «En la primera etapa de Pirineos hago segundo, dos días después, aunque no era de alta montaña, también y llega la cronoescalada del Puy de Dôme y gana Arroyo y yo otra vez segundo. Ven que hay un grupo de españoles protagonistas en el Tour y los medios, tanto escritos como de radio, vieron que había interés y conseguimos que a partir del día siguiente, la última semana, se empezara a ver en directo».

Delgado iba segundo en la general, pero empezó lo que parecía una historia de desgracias en el Tour: «Caí enfermo y ya no tuve ninguna opción. Arroyo o yo podríamos haber ganado igual que ganó Fignon. En el 84 no sé si hubiera ganado, pero podría haber estado más competitivo. Me rompí la clavícula y mi sueño de ganar el Tour lo aplacé para el 85, que me puse malísimo. En el 86 muere mi madre en pleno Tour y me da la sensación de que tenía un gafe, de que el Tour no iba a ser nunca mío, y en el 87 en mi segundo año en el PDM hago segundo y vuelvo a recuperar ese sueño de que puedo ganar el Tour, como conseguí en el 1988».

Lo hizo en su vuelta al equipo navarro con sufrimiento tras hacerse público un positivo de probenecid que no conllevaba sanción, pero sí llevó al Tour a presionar a Reynolds para que dejara la carrera: «Sentía que tenía un gafe y que me perseguía en el Tour hasta que en 1988 lo gané. Cuando surgió aquello yo pensaba que era un sinvivir, todo lo malo que me pasaba era en el Tour, no entendía por qué. Pero al final hubo un final feliz, aunque seguí con el gafe porque en 1989 salgo tarde, que nunca más me ha pasado y me tiene que pasar en esa carrera. En el 90 me cogí también una gastroenteritis y estuve malísimo sobreviviendo día a día, que ese Tour creo que lo podría haber ganado, y luego en el 91 ya llegó arrasando Miguel Indurain y los papeles cambiaron».

No le costó dar el relevo porque Indurain trabajó para él hasta cuando era superior en 1990: «A lo mejor con otro perfil de corredor habría sido más difícil, pero yo también veía que era superior y además estar al lado de un caballero como Miguel esos Tours para mí fue un orgullo. No solo en 1990 se sacrificó por mí, también en 1988 estuvo como uno más trabajando para defender mi liderato».

Aquella estructura ha ganado siete Tours y es la única que desde entonces ha participado siempre en la prueba: «Es algo increíble porque el ciclismo vive del patrocinio y vienen y van, como las estructuras. Mantenerla con el mismo alma del Reynolds del 82-83 es algo único en el ciclismo y me siento orgulloso de ser germen de esa semilla que hoy es Movistar».

VALVERDE Y ERVITI, LOS QUE MÁS

Pedro Delgado atendió a GARA en un acto del Movistar al que también acudieron Lourdes Oyarbide y los dos corredores que más Tours han disputado con el equipo navarro, Alejandro Valverde (14) e Imanol Erviti, trece seguidos, que superaron la marca de doce participaciones de Miguel Indurain.

El navarro no ha podido entrar en el equipo del Tour por vez primera desde su debut en 2010, en la que cree que va ser su último año como profesional. Se concentrará este mes en altura para despedirse en la Vuelta. «No lo hemos hablado, pero es la idea. He podido disfrutar de una carrera larga y eso te da serenidad para tomar decisiones. Estuve lesionado después de París Niza, tuve que estar un mes sin bici y también condiciona que no empieza con una semana llana. Hubiera sido demasiado injusto, hay un montón de compañeros que lo van a hacer bien. Hasta que coges todo bien arrastras el mes de parón, pero no es normal que el Tour empiece aquí y da pena no empezar en casa con toda la afición y en los sitios que has corrido de chaval».

De niño recuerda lo que suponía el Reynolds y el Tour: «Mi padre trabajaba en la empresa y yo salía en el pueblo con el maillot del Reynolds. Era muy pequeño, pero los Tours en los que estaba Perico en la pomada ya los veía y recuerdo que salía con una bici que no tenía ni ruedines y decía “yo Perico, yo Perico”. Luego con lo de Miguel fue una época gloriosa, dorada, y ahí te enganchas para siempre. Aunque luego cambió y llegaron otros patrocinadores y yo entré cuando el equipo se llamaba Illes Balears, era el equipo de casa y para mí el Tour ha sido la carrera central, la más exigente y la que más repercusión ha tenido. El Tour es el Tour y vivirlo te marca».

Sobre su relación con Indurain destaca que «hemos coincidido y cada vez admiro más su saber estar. Te alegra los ojos verlo o coincidir con él andando en bici o en un evento. Siempre con esa normalidad y elegancia que tiene. Es un patrimonio».

También valora estar en el único equipo fijo en el Tour desde 1983: «Todo tiene que ir muy bien para que esto se dé. Habrá cosas que pueden ser casualidad, pero hay que reconocer la labor de José Miguel en su momento y de Eusebio. Esto es por algo, porque han hecho las cosas bien».

DEBUT A LO GRANDE

Valverde fue capaz de ganar en su debut en la prueba en 2005 a un intratable Lance Armstrong en Courchevel, donde también llega el Tour este año: «Me acuerdo perfectamente. Fue mi primera etapa de montaña, Armstrong quería ganar y sacar diferencias. Ganarle ahí para mí fue un antes y un después. Me felicitó y me dijo que “vas a ser un corredor muy bueno, hay Alejandro Valverde para rato”», destaca a GARA.

Su primer recuerdo ciclista es «con Perico vestido del Reynolds. Me acuerdo del Tour que ganó y de las Vueltas. Empecé con Perico, pero luego cuando sé más de ciclismo fue con Indurain. Con Miguel he estado ahora pedaleando y disfrutando en la primera parte de la Quebrantahuesos y para mí es un placer y un referente».

Considera que «he sido hombre Tour, eso no quiere decir que vayas a ganar. Si no fuera corredor de grandes vueltas no habría terminado entre los diez primeros en numerosas ocasiones en Tour, Vuelta y mi único Giro. El podio del Tour para mí fue un alivio porque ya había sido cuarto varias veces, cerca de hacer tercero, quinto, sexto… Me quedé liberado. No gané el Tour, pero estuve en el podio de París».

Comparte con Erviti que el mérito de correr 41 Tours seguidos es porque «se han hecho las cosas y se siguen haciendo muy bien. Han tenido años mejores y peores, pero si sigues teniendo un equipo profesional quiere decir que tu labor es muy buena, que estás sacando el máximo nivel que puedes a los sponsors y a las carreras y para mí es un orgullo seguir formando parte de esta gran familia».

Ha dejado el ciclismo profesional, pero ha competido y ganado en gravel y batió el récord de la Quebrantahuesos. Unzue le ha dado un año de libertad antes de concretar su papel: «Sigo haciendo casi lo mismo. Sí que es cierto que sin el aliciente de la competición, aunque te pones tus objetivos como las pruebas de gravel y tienes las marchas que vas a disfrutar. Pero como sigo entrenando y teniendo una buena condición, lo disfruto estando adelante. Este año Eusebio me está dando más libertad, pero he estado en algunos actos con el equipo, en las pruebas de gravel y en este inicio del Tour he apoyado como siempre al equipo de otra manera».