La Legión Cóndor se despide del «Diario»
Escribía Eladio Esparza en 1940 que «sería fácil demostrar que la influencia germánica sería para nosotros más beneficiosa que la francesa, porque con la gravedad de su carácter podría contribuir a restaurar los atributos que vamos perdiendo» (“Diario de Navarra”, 26.6.1940). Lástima que no especificara a qué atributos se refería.
El comunismo fue siempre intrínsecamente perverso; nunca el nazismo. Para las derechas españolas, pero no para Madariaga: «el régimen español era idéntico al sistema de los nazis, teñido por la Gestapo» (“Diario de Navarra”, 24.4.1945). Y, si el comunismo no dejó de ser lo que en 1955 decían los carlistas que era: «Todo en el comunismo es materialismo abyecto y grosero. Todo en él es ateísmo satánico. Un nuevo paganismo» (“El Pensamiento Navarro”, 25.9.1955), dedúzcase en qué se parecen comunismo y nazismo.
Terminada la guerra en el campo de batalla, el 22 de mayo se celebró en León, en el aeródromo Virgen del Camino, la despedida de la Legión Cóndor, la que bombardeó Gernika, con «brillantísimos actos y con presencia del Generalísimo». En su discurso, el dictador consideraría que «fue ante el azote comunista cuando a la llamada española acudieron nuevamente los legionarios alemanes al ver invadida nuestra Patria por los agentes rojos de Moscú y por la escoria comunista de Europa».
¿Cuándo la derecha española llamó escoria al nazismo?
Al general jefe de la Legión Cóndor, el Barón Wolfram von Richthofen, Franco le rogó que «llevase un saludo expresivo al pueblo alemán y a vuestro conductor, al Führer, el hombre que en un momento de peligro supo querer y comprender a España» (“Diario de Navarra”, 23.5.1939).
En junio, el periódico navarro contaba que Richthofen había tenido «la fina delicadeza de enviarnos un recuerdo -un precioso folleto- de la fraternidad de armas con los valientes soldados de España -nos dice-, testimonio de los cordiales vínculos de amistad que nos ligan al caballeroso pueblo español». En ese folleto, figuraban unas líneas de «homenaje y de reconocimiento que «la Legión Cóndor, al dejar España, tributaba a la hidalga y heroica Nación Española y al Generalísimo Franco». “Diario de Navarra” respondió a tal gesto con un «muy de veras agradecemos esta atención al General jefe de la Legión Cóndor» (28.6.1939).
La Legión Cóndor se fue, pero las muestras de adhesión al nazismo siguieron. En octubre, en el hospital militar de Burgos se rindió homenaje a un aviador de dicha legión, el oficial Fritz Goetze, que «murió el 22 de junio de 1937 por Dios y por España». A la ceremonia acudieron las autoridades locales y el coronel Ortega, en representación del general de la División. Se depositaron en su lápida coronas de flores de la embajada alemana, de la Sección Femenina y de la aviación española. Un representante del arzobispado puso fin al acto afirmando que «este oficial alemán luchó por los ideales de Dios y de España y, a continuación, sonaron los Himnos de España y de Alemania» (“Arriba España”, 27.10.1939).
En 1942, tocó el turno a siete aviadores alemanes. Según la noticia de “Diario de Navarra”, «en el cementerio de la Almudena se llevó a cabo el traslado de los aviadores alemanes caídos durante nuestra guerra de liberación pertenecientes a la legión Cóndor, a un panteón elevado a espaldas de la capilla del cementerio erigido por el ministerio del Aire. Presidió el acto el ministro del Aire, General Vigón y el embajador alemán von Sthorer». En el frontispicio del panteón se leía: «A los héroes de la Legión Cóndor caídos por Dios y por España», escrito en alemán y en español. Dicho traslado fue hecho a hombros de oficiales del Ejército del aire español (3.7.1942).
En 2010, el PSOE pidió a la Embajada alemana que retirara esta placa, pero el Ayuntamiento de Madrid, regido por Gallardón, se negó. En abril de 2017, la embajada, como propietaria del panteón, exigió a la Empresa Funeraria que lo desmontase.
La afinidad entre franquismo y nazismo fue más que un idilio coyuntural. Franquismo y nazismo fueron, si no hermanos siameses, primos carnales. Como muestra de esta fraternidad «espiritual», recordaba Esparza que «en Hendaya, en aquel puente que era fortaleza roja, furibunda y antiespañola, de la que el alcalde de Hendaya movilizaba sus furias contra nosotros», se encontraban allí, en 1939, «los conquistadores, correctísimos, educadísimos, pues compran y pagan, atienden a las indicaciones del gendarme, y allí está Irún, destrozado, quemado roto». Estos conquistadores eran los nazis.
Proseguía el golpista navarro diciendo que «la bandera del Reich, en Hendaya, ha visto huir hacia otros cuadrantes del planeta, al judío multimillonario, al demócrata hablador, al masón felino, a esas formidables piezas de la máquina universal de la política que imperaba en Europa. Y antes de esa bandera, otra, también de Alemania y junto a ella la nuestra, la de España. La que izamos sobre las ruinas de Irún cuando se alzaba la barra del puente para los bárbaros que nos destrozaron y nos robaron» (“Diario de Navarra”. 2.7.1940). Como remate: «Y es esa bandera a la que las fuerzas alemanas destacadas en la frontera de Arnegui rinden armas al Himno Nacional de España».
En 1949, en “Diario de Navarra”, José Antonio Cortázar sostenía que «España puede ofrecer al mundo, a los diez años de su victoria, como su contribución a la Cruzada que un día ha de agrupar a todos los pueblos occidentales y cristianos frente al coloso ruso, no solo el ejemplo de su limpia estirpe anticomunista, sino también la realidad tangible de su ejército, el primer ejército anticomunista en la Historia y hoy también en el orden de la potencia militar, el primer ejército anticomunista de la Europa en crisis» (1.4.1949).
Las derechas, herederas del franquismo, nunca condenaron el nazismo. Lo mismo hicieron con el dictador. Estaría bien que los periodistas, cuando entrevisten a líderes del PP, les preguntaran su opinión sobre el dictador. Aclararía mejor su ideología que averiguar qué piensan sobre las pensiones o la reforma laboral...