Raimundo FITERO
DE REOJO

Una mala lectura

Pretendo acondicionar mi ánimo igual que mi pelo, con un producto único: la razón disparatada. Un oxímoron parcial y doméstico, una forma indirecta de creer en la resurrección de las almas. Sigo siendo condescendiente con mis deseos más profundos y al calor y, sobre todo, olor de ciertas declaraciones tras los resultados electorales, debo adelantar mi consternación por la muerte prematura de Sinéad O’Connor, que tiene una limitada compensación al volver a escuchar algunos de sus temas que tanto contribuyeron para que mis migrañas se convirtieran en imágenes reconfortantes.

Cuando un reconocido fascista de cuna habla de «socialistas buenos», ¿a qué se está refiriendo? En su tradición ancestral el socialista bueno era el socialista muerto. Pero tomada la cuestión desde otra perspectiva, quizás no yerren quienes sospechan de la preparación de un nuevo «tamayazo». Y escribo la palabra y entro en convulsiones. No soy capaz de explicar hoy, sin acudir antes a tatuarme algo en el aliento, qué fue esa infamia que instauró la indecencia política como norma. Hagamos una mala lectura de un comunicado para contextualizar los noticiarios más allá de la ola de calor. Los militares golpistas en Níger dicen que lo hacen debido «a la degradación continua de la situación de seguridad y la mala gestión económica y social». ¿Es justificación suficiente? En una primera lectura, es mucho menos que por lo que la (todavía) banda de Feijóo iba a derogar el sanchismo y parar la desintegración de España. Si ahora se pide complicidad al sanchismo, ¿para qué se hace? Y, sobre todo, ¿por qué?