El presidente ruso, Vladimir Putin, afianzó las alianzas en el continente africano en la segunda cumbre Rusia-África, que ayer clausuró en San Petersburgo subrayando el compromiso de los Estados participantes a formar un orden mundial multipolar y a luchar contra el neocolonialismo y «las sanciones ilegítimas».

La declaración final no incluye ninguna referencia a la guerra en Ucrania, pero condena «el nacionalismo agresivo, el neonazismo y el neofascismo». A la vez, la Unión Africana pidió un alto el fuego «ya que la guerra siempre es algo imprevisible. Cuanto más dure, más imprevisible se vuelve». «Putin demostró que está dispuesto a dialogar, ahora debemos convencer a la otra parte», afirmó Azali Assoumani, presidente de la UA, que aludió al plan de paz presentado a Moscú y Kiev por los países africanos.

Putin respondió al respaldo diplomático del continente con la firma de nuevos acuerdos de cooperación técnico-militar con más de 40 países, después de que la víspera ofreciera gratuitamente a Burkina Faso, Zimbabwe, Mali, Somalia, la República Centroafricana y Eritrea entre 25.000 y 50.000 toneladas de cereales.

Aun así, el presidente egipcio, Abdel Fattah al-Sissi, pidió a Moscú y Kiev «soluciones urgentes» para la exportación de cereales, tras la suspensión del acuerdo del mar Negro.

Algunas de las entregas de armamento también serán gratuitas, «con el fin de fortalecer la seguridad y la soberanía de estos Estados», indicó Putin, quien aseguró que Rusia ha condonado unos 20.000 millones de euros de la deuda que los países africanos tienen contraída con su país y que aportará otros 80 millones de euros más para reducir la carga económica del continente.

Además, reabrirá embajadas y misiones diplomáticas en países que han vivido recientemente golpes de Estado, como Burkina Faso, y aumentará el personal en varias de las ya existentes, en un contexto en el que los países europeos están perdiendo su influencia en favor de Moscú.

También el reciente golpe de Níger parece escorarse hacia la influencia rusa, para alarma de los occidentales. Ayer, Abdourahmane Tchiani, jefe de la Guardia Presidencial, fue nombrado líder de la Junta militar que ha suspendido la Constitución y las instituciones.