Daniel GALVALIZI
PERFIL [ JAVIER MILEI ]

Una patada al tablero político argentino desde la extrema derecha antisistema

(Alejandro PAGNI | AFP)

Daremos fin al kirchnerismo y a la casta política de chorros (ladrones) que arruinan la vida de la gente», dijo Javier Milei en su exasperado discurso (como casi todos) tras ganar el domingo las primarias argentinas, de voto obligatorio. Se impuso a la derecha tradicional y al kirchnerismo.

Para entender la extravagancia del personaje hay que recordar el perfil por el cual se hizo famoso: un economista ultraliberal ortodoxo que haría parecer moderada a Margaret Thatcher, que polemizaba con agresiones e insultos en los platós de televisión y que comentaba su vida privada excéntrica. Practicaba el sexo tántrico, relataba que pasaba meses sin eyacular y que había sufrido abuso infantil, por lo cual no tenía relación con sus padres, a quienes consideraba muertos. Su única familia es su hermana Karina, a quien venera y que será la primera dama de facto si llega a la Casa Rosada, según ha anunciado.

«Con nosotros cambió la idea de lo que es un acto (mitin), esto es ir a un concierto de rock. Él se siente cómodo haciendo de rockstar, ¡si él tenía una banda de rock!», dijo el mes pasado en una de sus escasísimas declaraciones públicas Karina Milei.

Ha resistido los intentos del partido para erosionarlo y defiende que «hay que dar la batalla cultural para el cambio que hace falta». Por eso destaca que su hermano «bajó al barro de la política cuando como conferencista ganaba 10.000 dólares» por ponencia.

Milei quiere derrumbar el estado de bienestar, privatizar la educación pública, clausurar el Banco Central, fulminar todos los subsidios y dolarizar Argentina (el nada fácil objetivo de sustituir el peso por el dólar en una economía cuyo PIB es como el de Madrid y Catalunya juntas). No se cansa de desprestigiar a ‘la casta’ pero se ha diferenciado exitosamente de los otros movimientos de extrema derecha en cuestiones clave: supo ver que no prosperaría un discurso católico, reaccionario con los derechos LGBTI y contra la migración. Su foco es «contra los zurdos», contra el peronismo en general y contra la centroderecha moderada, además de ser revisionista con respecto a lo ocurrido en la dictadura militar. Sobre el aborto tampoco cuestiona el derecho en sí, sino que el Estado deba cargar con el gasto de la interrupción del embarazo.

Esta es una de las claves por las cuales Milei no fue asumido como rancio y casposo para el electorado más joven, entre el que ha arrasado. De hecho, algunas encuestas señalaban que si todos los votantes fueran menores de 35 y varones, él obtendría el 50%. Otro hito sorprendente: ganó en casi todas las provincias del interior menos desarrollado y quedó tercero en donde comenzó su carrera política, la Ciudad de Buenos Aires. Se confirmó así lo que los encuestadores (que subestimaron con creces su poder electoral) venían señalando: es un voto de clase media-baja y baja, no universitario, especialmente masculino y joven.

Es difícil entender el nivel de rabia y hartazgo político que tienen los argentinos, estimulado por los dos grandes bloques (kirchnerismo y no kirchnerismo) desde 2008, pero especialmente amplificado desde 2018 con la crisis de la divisa y el rebrote de la inflación. Empezó en la segunda mitad del mandato de Macri y desde 2020, con el Gobierno de Alberto Fernández, está literalmente desbocada, superando el 90% anual (para 2023 se espera un 120%). Cuando se habla con votantes locales lo que predomina es la desazón y la desesperanza. Ningún candidato supo representar mejor el sentimiento de patear el tablero como un antisistema de derechas que vocifera hostilmente por televisión lo que muchos piensan.