Raimundo FITERO
DE REOJO

Planos de la discriminación

Parece que fijarse dos o tres horas en un acontecimiento de rango mundial protagonizado por mujeres exitosas es suficiente para descubrir tantas capas de desigualdades, sospechas y discriminaciones que nos puede dejar en estado de trauma. Al mirar con más sosiego algunos de los fotogramas del evento de Sídney, se ve al presidente de la federación española Luis Rubiales, primero agarrándose los genitales para celebrar y después tomando de la cabeza a una jugadora para darle un beso en la boca. Estas dos secuencias forman parte de un documental sobre el deporte femenino que se expresa con situaciones de abusos y violencia desde hace décadas y que afecta a todos los órdenes y disciplinas. Esta copa del mundo en fútbol puede ser un detonante para colocar en primer plano estas situaciones de abuso de poder enquistadas y consentidas. Y actuar ante estos hechos.

Pero se da una circunstancia muy clara y determinante en la que se manifiesta los diferentes planos de la discriminación, incluso entre triunfos conseguidos por mujeres, dependiendo del deporte al que pertenezcan. Horas antes del triunfo de las mujeres del fútbol, en Budapest, una mujer andaluza, se colgó una medalla de oro en una carrera de marcha atlética de veinte kilómetros. María Pérez no ha tenido el reconocimiento público requerido en un deporte tan obsesivo, técnico y sacrificado. Su gesta ha quedado incluida en una bolsa secundaria del lote informativo. Nadie ha visto su cara, ni imágenes de ella corriendo, ni será homenajeada por las autoridades incompetentes. Falta igualdad.