Natxo MATXIN

QUINTA PARTICIPACIÓN EUROPEA DE OSASUNA EN SUS 103 AÑOS DE HISTORIA

Después de hacerlo en la antigua Copa de la UEFA e incluso en una previa de Champions, Osasuna comenzará ante el Brujas su quinto concurso en un torneo continental en el poco más de un siglo de existencia. Una breve andadura con momentos históricos que han quedado en la retina de los aficionados ya veteranos.

La grada celebra con los jugadores uno de los goles anotados al Girona, lo que permitió clasificarse para la Conference League.
La grada celebra con los jugadores uno de los goles anotados al Girona, lo que permitió clasificarse para la Conference League. (Jagoba MANTEROLA | FOKU)

Descorche con sonido de gaitas. Tras darse por concluida la etapa de Pepe Alzate -el técnico que ascendió al equipo a Primera al comienzo de la década de los 80 del siglo pasado-, el entonces presidente osasunista, Fermín Ezcurra, realizó una apuesta arriesgada por un entrenador serbio desconocido, pero recomendado por el exmíster merengue Vujadin Boskov. Iván Brzic aterrizó en una liga totalmente nueva con unas nuevas ideas que ciertamente nunca llegaron a calar del todo en la grada, pero que sí ofrecieron rendimiento casi inmediato. En su segunda temporada al frente del banquillo navarro (1984-85) logró aupar al cuadro navarro al sexto puesto liguero, gracias a la aportación de jugadores veteranos -Vicuña, Castañeda, Echeverría y Martín- y al surgimiento de una nueva generación de canteranos -Lumbreras, Rípodas, Ibáñez y Bustingorri-. Ello le permitió a Osasuna ganarse su primera clasificación europea de la historia, un hito que se vivió como si fuesen unos Sanfermines en octubre.

El bombo quiso además que ese estreno continental se produjese ante un rival con importante caché, todo un Glasgow Rangers campeón de la Recopa en 1972. La ida en Ibrox Park se saldó con una derrota por la mínima, por lo que la hazaña de la remontada parecía factible en un Sadar que se llenó hasta la bandera. La remontada también tuvo su parte curiosa. Obligados por los responsables arbitrales para no confundir indumentarias, los rojillos saltaron al terreno de juego ataviados con unas inusuales medias blancas que pasaron a la historia. De esa guisa, los comandados por Brzic firmaron uno de los partidos incluidos en las mejores crónicas rojillas. El pulmón Patxi Rípodas igualó la eliminatoria y el infatigable Enrique Martín puso la guinda antes del descanso. Osasuna logró mantener el resultado en el segundo periodo y se plantó en los dieciseisavos.

La euforia navarra se desató tras dejar en la cuneta a todo un referente continental, pero el Waregem fue un hueso duro de roer. También flamenco como ahora el Brujas, formaba por aquel entonces un bloque sólido que se puso con doble ventaja en el primer encuentro. La tarea se antojaba complicada para la vuelta en Iruñea, pero Jesús Orejuela y Miguel Sola enjugaron la diferencia en apenas nueve minutos de juego. Ese vendaval hizo creer en que el camino europeo de Osasuna iba a gozar de continuidad. Al Waregem le costó amoldarse al terreno embarrado -llovió con intensidad aquel 6 de noviembre-, pero lo acabó haciendo y en el 62 le dio la puntilla con el 2-1 al estreno continental rojillo.

Noche mágica en Stuttgart

No tardó en pasar mucho tiempo para que Osasuna repitiese participación en el viejo continente. El técnico más longevo de su historia, el mito Pedro Mari Zabalza, se hizo con las riendas del vestuario tras el despido de Brzic. Gozando de la total confianza de la junta directiva, el preparador iruindarra fue conformando un bloque que acabó de firmar la cuarta plaza en la 1990-91, habiendo ocupado el tercer puesto durante muchas jornadas.

El mayor poder de la escuadra navarra se encontraba arriba con Jan Urban. La estrella polaca resultó decisiva en esa 1991-92, segundo paso europeo rojillo. Tras dejar K.O. a un Slavia Sofía bastante inferior -goleada por 4-0 en la vuelta en El Sadar-, Osasuna volvió a cruzarse con otro histórico, el Stuttgart alemán que contaba entre sus filas con el guardameta Elke Immel, el todoterreno Matthias Sammer y el talentoso Maurizio Gaudino.

Tras el empate sin goles en El Sadar, pocos eran los que confiaban en las posibilidades del cuadro navarro, pero quien tuvo fe y se desplazó a la ciudad alemana se lo pasó de lo lindo. Un Urban estelar, autor de dos goles y una asistencia para el tercero de Merino, puso 0-3 a Osasuna, resultado solo inquietado en el tramo final por dos dianas locales. Su gesta no tuvo correspondencia con la suerte del siguiente bombo. A los rojillos les tocó el más difícil todavía, el que a la postre sería campeón del torneo. Un Ajax en el que su estrella, Dennis Bergkamp, resultó decisiva marcando los goles del triunfo por la mínima en los dos duelos.

PASO EFÍMERO Y ROZANDO LA FINAL

Hubo que esperar más de una década y un cambio de siglo para que Osasuna volviese a mostrar sus galas por tierras europeas. De la mano de "El Vasco" Aguirre, el equipo navarro alcanzó por primera vez una final copera     que permitió volver a jugar la Copa de la UEFA. Sin embargo, su tránsito fue ciertamente efímero. A las primeras de cambio, el Rennes bretón, donde militaban futbolistas del calibre de los suecos Isaksson y Kallstrom, y el suizo Frei, les apeó sin contemplaciones con un 3-1 en la ida que no fueron capaces de devolver en El Sadar, donde se firmaron unas raquíticas tablas. La eliminación permitió centrarse en la Liga, donde se lograría una cuarta posición por segunda vez en la historia osasunista.  

Ese puesto sirvió para disputar la previa de la Champions, pero se perdió la eliminatoria contra el Hamburgo alemán. Con Ziganda en el banquillo, el equipo fue creciendo en su andadura por la UEFA pasando rondas contra el Girondins y el Trabzonspor turco, además de una liguilla frente a Parma, Lens, Heerenveen y Odense. Los rojillos superarían de nuevo al Glasgow Rangers y al Bayer Leverkusen en cuartos con una goleada en Alemania en el partido de ida (0-3), pero no pudieron en semifinales con un Sevilla que ostentaba el título de campeón.