Raimundo FITERO
DE REOJO

Misofonía sobrevenida

Estos bruscos cambios de temperatura producen desajustes corporales que pueden provocar un transtorno y que tiene repercusiones tanto en nuestro físico más mecánico como en el más líquido. Si empaquetamos todas las circunstancias en un mismo ítem, se puede llegar a visualizar nuevas dependencias y hasta algunas nuevas patologías. Por ejemplo, la misofonía que se caracteriza por una reacción negativa e intolerante a uno o más sonidos, independientemente de si es fuerte o débil o de las características acústicas del propio sonido.

Ante este descubrimiento que la estadística médica nos proporciona, entendemos ahora las razones de que cada vez que vemos a ciertos políticos, deportistas o tertulianos sufrimos una rara sensación, una forma de desconcierto, de malestar incontrolable, aunque sea de baja intensidad, no se trata de una animadversión por su peinado, su vestuario o su retórica, sino que el sonido que producen sus palabras, su tono, sus inflexiones de la voz. Llevado a lo general, es el ruido ambiental, llevado a lo particular debemos usar criterios quirúrgicos.

Mi misofonía sobrevenida en estos instantes tiene dos focos: el caso Rubiales y el caso PP. Que la madre del susodicho se encierre en una iglesia para declararse en huelga de hambre, es bastante remarcable. Que las primas del menda hablen con discurso aprendido es de premio. Mantienen la tensión, el ridículo mundial crece. Lo mismo que ver al inconsciente Borja Mari volviendo a hacer de primo de Feijóo pidiendo imposibles políticos con aire de arlotada para ganar cuota de pantalla.