De la reunión entre el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, la prensa global enfocaba un solo tema: el acuerdo del cereal negociado por la ONU y Turquía en julio de 2022, que había permitido que casi 36 millones de toneladas de cereales y otros productos básicos salieran de forma segura de tres puertos ucranianos a pesar de la guerra. Ambos líderes se encerraron ayer en el balneario ruso de Sochi, para intentar desatascar un pacto de exportación de grano en el mar Negro, del que «el mundo espera un mensaje», dijo el mandatario turco.

El Kremlin se negó a renovar el acuerdo hace seis semanas porque no se había cumplido el pacto paralelo que prometía exportaciones rusas de alimentos y fertilizantes. Moscú se quejó de que las restricciones al transporte marítimo y los seguros obstaculizaban su comercio agrícola, a pesar de que ha enviado cantidades récord de trigo desde el año pasado.

RIVALES CON ESTRECHA RELACIÓN

Desde que Putin se retiró del acuerdo, Erdogan se ha comprometido ante el mundo a renovarlo para evitar una crisis alimentaria. Ha mantenido estrechos vínculos con Putin durante los 18 meses de guerra en Ucrania. Turquía no se ha sumado a las sanciones occidentales contra Rusia, y ha emergido como principal socio comercial y centro logístico para el comercio exterior ruso. Pero, como miembro de la OTAN, también ha enviado armas a Ucrania y respalda su afán de unirse a la Alianza.

Ambos tienen una estrecha relación, labrada tras el fallido golpe de Estado contra Erdogan en 2016, cuando Putin le salvó la vida al darle información clave sobre lo que se estaba gestando y ser el primer líder en ofrecer su apoyo.

Rivales tradicionales, Turquía y Rusia se embarcaron en proyectos conjuntos como el gasoducto Turkstream y la primera planta de energía nuclear turca. Sus relaciones en temas de energía, defensa, diplomacia, turismo y comercio han florecido a pesar de que los países están en bandos opuestos en los conflictos de Siria, Libia y Nagorno-Karabaj.

ACUERDAN SEGUIR HABLANDO

También discutieron ayer en Sochi sobre la seguridad de las comunicaciones de transporte y energía en el mar Negro, ya que vehículos aéreos no tripulados han tratado de atacar el gasoducto Turkstream. Ankara necesita diversificar sus fuentes de energía. La compañía rusa Rosatom, líder mundial en el sector, construye desde 2018 la central de Akkuyu, la primera de Turquía, que constará de cuatro reactores con una potencia total de 4.800 megavatios. El 27 de abril, el presidente ruso participó en la ceremonia de entrega de combustible en esta planta.

Todos estos temas estaban en la agenda de una cumbre que terminó sin comunicado oficial conjunto y con voluntad mutua de seguir hablando.

Comprender y satisfacer la posición y los intereses rusos

Al describir los «intensos» esfuerzos de Turquía para reactivar el acuerdo del cereal, el ministro turco de Asuntos Exteriores, Hakan Fidan, afirmó que es un «proceso que intenta comprender mejor la posición y las solicitudes de Rusia, y satisfacerlas». Recordó que «Rusia no anunció su retirada completa» del pacto y añadió que espera lograr éxito en las negociaciones.

Rusia suspendió en julio el acuerdo, pero anunció su disposición de retomarlo en cuanto se cumplan sus condiciones. A saber, reconectar el banco agrícola Rosselkhozbank al sistema Swift; reanudar los suministros de maquinaria agrícola y repuestos; levantar la prohibición de acceso a los puertos; reactivar el conducto de amoníaco Togliatti-Odesa; y desbloquear los activos y cuentas extranjeras de las empresas rusas que se dedican a la producción y el transporte de alimentos y fertilizantes.GARA