EDITORIALA

Restar peso a la memoria paso previo a la repetición

El auge de la extrema derecha en todo el mundo corre paralelo al incremento de los discursos que ponen en cuestión el holocausto, las desapariciones o las violaciones de derechos humanos ejecutadas por las dictaduras en todo el mundo. Uno de los últimos episodios en esta cruzada negacionista de la derecha extrema se produjo durante uno de los debates electorales celebrado recientemente en Argentina. El candidato ultraderechista Javier Milei negó que durante la dictadura argentina hubiera habido 30.000 desaparecidos. Además, despreció el debate sobre los derechos humanos relegándolo a un ámbito marginal frente a otros problemas mucho más urgentes para el país.

Esos son los dos argumentos preferidos por la extrema derecha para atacar la memoria de las víctimas de la represión. En primer lugar, restan importancia a lo ocurrido, tratan las vulneraciones de los derechos humanos como si hubieran sido hechos aislados, poco menos que anecdóticos, fruto del exceso de celo de algún funcionario, cuando en realidad forman parte de una estrategia metódica impulsada desde el poder para terminar con la disidencia. Es el mismo argumentario que utilizan para esconder el uso sistemático de la tortura. Una vez menguada la importancia de las conculcaciones de los derechos humanos, el siguiente paso es desviar la atención hacia otras cuestiones que se puntúan como realmente importantes para el bienestar de la ciudadanía, algo por otra parte, no tan difícil en los actuales tiempos de crisis global, inflación desbocada y elevadas tasa de interés. La ultraderecha viene a decir que los derechos humanos poco importan cuando la gente no puede llegar a fin de mes.

Una conclusión que, además de falsa -sin derechos no hay dignidad humana-, es muy peligrosa ya que desprecia la memoria y arrincona la verdad, la justicia y la reparación. De este modo, la extrema derecha está preparando el camino para la repetición de las estrategias represivas del pasado. En la actual coyuntura de crisis sistémica es especialmente importante sostener la lucha por la memoria para evitar que la ultraderecha empuje a la sociedad al abismo de la repetición.