Koldo CAMPOS
Escritor
AZKEN PUNTUA

Signos de vida

La fachada principal de San Jose Egoitza, residencia de mayores situada entre Azkoitia y Laja, a cargo el servicio y el negocio de la Diputación Foral y la empresa Biharko, podría optar a más de un premio en un concurso de graneros, porque algo así es lo que parece su asoleada fachada, un hangar de tres pisos, dos balconadas y ni una sola planta que alivie tanto cemento.

Los últimos signos de vida que tenía la fachada eran dos banderolas: una era la de la Real, la otra era la mía con el «etxera» de los presos. Las únicas muestras de que en el interior pudiera haber restos de vida tras los cerrados balcones lo suponían esos corazones de trapo que algunos colocábamos en lo que se suponía era nuestro espacio para que, como dijera el alcalde, «nos sintiéramos como en nuestra casa» y como Biharko promete la «atención sea personalizada». Antes hubo otras banderolas apoyando «mareaurdinas» y otros afectos… demasiada vida para un almacén. Ante mi negativa a retirar la banderola, la señora Larraitz, directora de Biharko, vino a quitarla junto a la asistente social de la residencia. Decían cumplir órdenes de la Diputación de Gipuzkoa ya que la fachada es un «edificio público» (capilla incluida) y no quieren que la vida se asome a sus balcones.

(Preso politikoak aske)