Natxo MATXIN
OSASUNA

El «efecto Bellingham» castiga a los rojillos en su visita al Bernabéu

El futbolista inglés anotó sendos goles en los inicios de ambos periodos, lo que resultó mortal para una escuadra navarra que tuteó al Real Madrid en la primera mitad, pero que luego quedó a merced de los merengues cuando le brindó espacios.

Con una bonita pisada, Aimar se marchó en este lance de Camavinga.
Con una bonita pisada, Aimar se marchó en este lance de Camavinga. (Pierre-Philippe MARCOU | AFP PHOTO)

Osasuna no pudo sostener en el tiempo su reciente idilio con el Bernabéu, cayendo goleado por el Real Madrid en un encuentro que tuvo dos caras. La de la primera parte, en la que la escuadra navarra se mantuvo metida en el envite, tuteó a su rival e incluso pudo equilibrar la contienda en el descuento de dicho periodo, gracias a una gran ocasión que desaprovechó Budimir. La cruz llegó tras el descanso, pues el 2-0 le hizo mucho daño a los dirigidos por Bittor Alkiza -Jagoba Arrasate cumplió su segundo partido de sanción- quienes, sin nada ya que perder, adelantaron líneas y facilitaron esos espacios que tanto le gustan a su rival.

Podría parecer osado argumentar que se pueden rescatar aspectos positivos de un 4-0, pero lo cierto es que el planteamiento inicial del equipo rojillo, pese a encajar demasiado pronto, no fue desacertado. Osasuna esperó en su campo, no salió a apretar arriba como muchos esperaban, sabedor de que ello implicaba adelantar su zaga hasta un punto que podía rozar el suicidio deportivo. Que el abrelatas blanco, Vinicius, casi no gozase de protagonismo durante los primeros cuarenta y cinco minutos demostraba que la táctica era la adecuada a las circunstancias.

Lo que ocurre es que el talonario merengue también marca diferencias y los cien millones largos que astilló este pasado verano le están dando un inesperado rédito con un chaval inglés que está de dulce y que ya apuntaba buenas maneras en el Dortmund.

AL LIMBO

Él sí que marcó las diferencias con su acierto al inicio de ambos periodos, eficacia que no tuvo Osasuna en momentos claves para llevar el equilibrio al marcador y quién sabe si también el desasosiego a su adversario y a la grada madridista. Bellingham encarriló el duelo para los suyos mediante dos zarpazos, mientras los visitantes veían cómo sus oportunidades se marchaban al limbo, una difícil combinación para volver a puntuar en un escenario tan complicado.

Y es que, a partir del 2-0, el objetivo se puso muy cuesta arriba y el adversario se frotó las manos, sabedor de que podía hacer mucha más sangre y hacerle la tarde más entretenida a su parroquia, como así ocurrió. Osasuna encajó dos dianas más que no debe echar a su mochila, sino olvidarse de ellas cuanto antes y cargar pilas en este parón motivado por los compromisos de selecciones para afrontar con energías renovadas los siguientes compromisos, que esos sí que realmente son de su liga, la de la permanencia en Primera.