Dabid LAZKANOITURBURU

Las «verdades» de Israel

Las versiones contradictorias de Israel -incluyendo la retirada tanto de un vídeo falso como de una reivindicación del ataque en Twitter- y la lógica y el sentido común -el menos común de los sentidos, sobre todo en guerra- abonan la tesis de que fue el Ejército israelí el que bombardeó el hospital Al Ahli al Arabi (Anglicano o Baptista) de la ciudad de Gaza.

Y no solo porque el Ministerio de Sanidad del Gobierno Hamas en Gaza asegure que ya fue atacado hace días y que recibió la advertencia de que volvería a ser bombardeado.

La guerra de propaganda en todo conflicto busca, más que propagar mentiras, torpedear con ellas que se conozca la verdad. Cuenta, para ello, con que el paso del tiempo en este mundo líquido (el impacto de una noticia dura un día, cuando no horas), diluya su efecto cuando las circunstancias bélicas permitan una investigación en profundidad. Siempre tarde.

No es Israel el único que lo hace. Los EEUU son unos verdaderos expertos en la guerra de propaganda (que se lo digan a vietnamitas, afganos e iraquíes).

Damasco imputó a los propios rebeldes sirios el bombardeo químico contra sus familias (un millar de muertos) en el barrio de Ghuta Oriental. Se necesitaron años para confirmar su responsabilidad. Para entonces el enclave rebelde ya se había rendido.

Cada vez que Rusia ataca en Ucrania a civiles u objetivos no militares lo desmiente o atribuye a la otra parte.

También lo hacen grupos insurgentes. Los rebeldes del Donbass negaron en 2014 haber derribado un avión de pasajeros con un misil Buk cedido por Moscú y propagaron con su aval la falsa versión de que fue un caza ucraniano.

Hay veces -pocas- en que la lógica y el sentido común son desafiados. Los medios occidentales dieron (dimos) por bueno que Rusia bombardeó el 6 de setiembre el mercado de Kostiantinivka. Días después, “The New York Times” desveló con pruebas que fue un misil ucraniano el que, por error, mató a las 17 personas.

El equipo de investigación de la BBC está consultando con imágenes, analistas y expertos, el bombardeo del hospital gazatí y no llega a ningún resultado concluyente, pero no descarta que fuera un cohete palestino que se partió en el aire e impactó con su carga de combustible.

¿Y qué? Incluso en el remotamente hipotético caso de que así fuera, Israel lleva perpetrados en las dos últimas semanas (y los años y decenios anteriores) tantos crímenes de guerra que la del hospital, sin obviar el alcance de la matanza, es, desgraciadamente una más.

Y dos días después, sigue bombardeando la Franja y matando de hambre y sed a los gazatíes para forzar un movimiento de población que puede ser calificado judicialmente de limpieza étnica.

Mientras unos se centran en la investigación de la verdad de la autoría del bombardeo, Israel sigue aplicando su «vengativa verdad» en Gaza