EDITORIALA

Argentina frena a la ultraderecha de Milei

La primera vuelta de las elecciones en Argentina se ha cerrado con la inesperada victoria del actual ministro de Economía, Sergio Massa, candidato de Unión por la Patria, que ha logrado casi 9 millones de votos. En segunda posición ha quedado el candidato ultraderechista de la Libertad Avanza, Javier Milei, favorito en las encuestas, que ha recibido un millón y medio de votos menos que el vencedor. Ambos se disputarán la presidencia el próximo 19 de noviembre.

A pesar de que Milei ha pasado a la segunda vuelta, el resultado es una buena noticia ya que, tanto las encuestas como los medios hegemónicos, le situaban como claro vencedor. Esa segunda posición se puede considerar en cierto modo una derrota que, además, le deja mal ubicado para afrontar la segunda ronda electoral. Una vez más, y ya son muchas, las encuestas y los grandes medios fallaron estrepitosamente en sus previsiones; o tal vez haya que colegir que los sondeos se han convertido en un instrumento más de la lucha electoral, cuyo principal propósito no es reflejar la realidad, sino distorsionarla en beneficio de intereses espurios.

Por otro lado, el resultado obtenido por Massa es muy meritorio, teniendo en cuenta que lo ha logrado el responsable de la economía en una coyuntura especialmente adversa, marcada por la elevada inflación, las grandes bolsas de pobreza y la enorme deuda externa del país, que condiciona todos los planes de recuperación. A su favor ha jugado su determinación para frenar la especulación cambiaria y las propuestas poco ortodoxas para mantener la estabilidad financiera. Asimismo, ha encarado con firmeza la negociación con el FMI, para lo cual contaba, entre otras cosas, con el respaldo de la línea de crédito que China ha proporcionado a Argentina.

El resultado de la primera vuelta de las elecciones presidenciales da un respiro a las fuerzas progresistas, que ahora tienen la oportunidad de consolidar su avance en la segunda vuelta. La irrupción de Milei en el panorama político es el síntoma de un malestar creciente, del que deberá nota la izquierda para corregir errores, afinar propuestas y mejorar las condiciones de vida de las clases trabajadoras.